Pocos episodios de la historia contemporánea de España han tenido tanta capacidad de atraer el interés de investigadores, escritores y público en general, que el de la presencia española en el norte de Africa. Concretamente en la etapa del Protectorado de Marruecos, a partir de 1912, España decidio unirse a las potencias europeas en la vigilancia y control de un continente que ofrecia algunas posibilidades de negocios, sobre todo mineros, y constituia un emblema de prestigio internacional, maxime despues de que el pais hubiese perdido sus colonias en Cuba y Filipinas en 1898. Para ello se precisaba desplegar ingentes fuerzas militares, seguir un modelo diplomatico de penetracion pacifica y poner en practica actuaciones dirigidas a civilizar a la poblacion indigena, al mas puro estilo colonizador. Esta via encontro en tierras marroquies un escenario de confrontacion con cabilas sublevadas, siendo las del Rif y Kert, lideradas por Abd el-Krim, en la zona oriental, las mas reacias a que fuesen absorbidos sus territorios por los europeos -franceses y españoles-, y dispuestas a organizar su propia nacion. Lo que sigue despues es una encrucijada de momentos en los que se mezclan la euforia y la tragedia, las crisis ministeriales, la division del ejercito entre africanistas y junteros, las movilizaciones del proletariado contra la guerra de Marruecos y el rechazo al sistema de reclutamiento, las responsabilidades politicas ante la mayor catastrofe militar en perdida de vidas -la de Annual, en 1921- y, en definitiva, la crisis y caida de la monarquia de Alfonso XIII. La polarizacion que vivio el pais tuvo todos los elementos ideologicos, politicos, sociales, culturales y economicos que convirtieron en dolor y verguenza, en ocultismo y silencio, el fracaso politico y militar. Esgrimir el patriotismo, el orgullo de raza -impulsado por el propio monarca-, la gloria del soldado, no convencio a gran parte de la opinion publica y situo la politica nacional al borde de una crisis de credibilidad y rechazo social. La II Republica como Estado laico, progresista y reformador, fue el pretexto para que un gran sector de los militares africanistas, usando el trampolin de Marruecos, llevase al pais a una guerra civil con la ayuda de la banca y del ultra catolicismo, e implantase un ideario acorde con otros regimenes dictatoriales europeos.
Ver más