La historia del judaísmo contemporáneo ha sido profundamente marcada por dos acontecimientos: El holocausto y la creación del estado de Israel. Según judío ha hecho suyo el mandato de vivir, no puede despreciar a su tradición ni a Dios, y tiene el deber de recordar a Auschwitz, para impedir una victoria póstuma a los nazismos. ¿Puede existir una religión después del “horror” del holocausto? ¿Cómo se relaciona el compromiso de defender a un estado judío con la religión judía? Fackenheim interpreta de manera sencilla y clara el pasado, el presente y el futuro del judaísmo a la luz de éstas preguntas, buscando mantener viva la fidelidad del judío con su tradición.
Desde el punto de vista judío, el acontecimiento único del Holocausto reclama una reflexión en profundidad que afecta directamente a la filosofía, al cristianismo y al propio judaísmo. El Holocausto se revela así como una categoría hermenéutica -tal vez la única- que permite recuperar el sentido de la existencia humana y de Dios mismo. El Holocausto es, por tanto, no sólo piedra de escándalo para el hombre contemporáneo, sino lugar originario y originante de una humanidad nueva que únicamente puede pervivir reconciliándose consigo misma, con el pensamiento y con Dios. Para llevar a cabo esta catarsis ineludible, es imprescindible contemplar a las víctimas de este acontecimiento sobrecogedor y rastrear en sus comportamientos las respuestas que rompen la lógica del suicidio y ofrecen razones para seguir viviendo humanamente. Tres categorías descuellan con especial relevancia y anticipan la respuesta capaz de redimir a la humanidad: la resistencia, el retorno (Teshuva) y la reparación (Tikkun). Sin confrontar con ellas la propia fe y las propias convicciones, ya nada es posible.