La filosofía es el ser humano que hace filosofía. Es la interrupción y el rechazo de la violencia; es voluntad de sentido, de coherencia, de sensatez, es un hecho de la libertad. La no-violencia es tanto su punto de partida como de llegada. La violencia es la otra posibilidad humana irreductible al discurso; es su amenaza constante. La violencia es la interrupción del discurso por la fuerza bruta o por el silencio o por el lenguaje no coherente. Pero, sólo con conocimiento de causa la violencia podría ser pura.
En los cuatro ensayos de que se compone Problemas kantianos, Éric Weil (Parchim 1904-Niza 1977) no sintetiza o expone el pensamiento de Kant, no resume su sistema o introduce al profano en lamateria, sino que aviva y reanuda, en odres nuevos, la original discusion con el filosofo, y para ello para que la verdadera discusion resplandezca frente a la mas rigurosa doxografiaWeil escribe con maestria lo que la sola erudicion, la pericia del lector mejor informado, siempre deja sin decir: el propio pensar de Kant, en sus problemas y en aquello que los origina. O, en otras palabras, en aquello que los anuda, ya se trate de la cosa en si, de la unidad del sistema, del juiciomoral o delmal radical: la permanente pregunta por el sentido, por el desarme tantas veces falaz, toda vez incoado de los hechos y su implacable anterioridad.