Nun mundo no que a idiotez acompaña a humanidade ata a morte (e posiblemente máis alá), hai coches que intentan voar, pirómanos con mala sorte, prostitutas fracasadas e maridos obsesionados polo cosmos, pintores que non entenden a súa propia pintura e críticos que non entenden as súas propias palabras.Cun estilo sinxelo e nada arrogante, Ermanno Cavazzoni traza unha serie de biografías inventadas de personaxes cuxa traxectoria vital está sempre condicionada por unha estupidez que, de tan real, resulta cómica.
In un futuro dai confini incerti, in un paesaggio che assomiglia al Far West ma che e invece la pianura a volte nebbiosa, altre assolata, fra l'Emilia e la Romagna, tutto e cambiato. Siamo attorno all'anno 6.000 quando avviene la Grande Devastazione: un'invasione aliena ha distrutto le citta lasciando dietro solo rovine, un'incredibile onda d'urto ha raso al suolo ogni sporgenza, ha fatto ribollire gli oceani, la popolazione umana e decimata ed e rintanata in case cubiche simili a termitai. Sono sopravvissuti pero i sistemi industriali costruiti nel sottosuolo che continuano a produrre droidi, robot intelligenti che provvedono a ogni cosa e vivono assieme agli esseri umani. La tecnologia e al potere: governa, gestisce, organizza. Gli uomini sono liberi da ogni occupazione e lasciati al lassismo, all'obesita, alle strane manie che li afferrano, vivendo in aree urbane desolate e deserte. I coniugi Vitosi, fra i superstiti, passano il tempo collezionando grucce, oggetti vecchi e intrattenendosi con due robot da compagnia quasi erotica, una Dafne e un Piteco. Ma quando, a poco a poco, si sparge la voce che i robot immortali che avevano creato e amministrato questo nuovo mondo si sono ritirati, offesi dal carico delle incombenze e dalla mancanza di gratitudine a loro dovuta, il caos si propaga e inizia la vera catastrofe.
Debido a que muchas secuencias de genes están patentadas, un médico que las utilice para tratar enfermos podría estar violando una patente; como el FBI considera que pueden amenazar la seguridad nacional, ha confiscado tesis doctorales sobre fisión nuclear; como algunos individuos han diseñado programas informáticos para utilizar con sus propios trenes en miniatura, han sido demandados. Y si bien muchas personas creen que nunca se ha tenido tanto acceso a la información como en el mundo de hoy, Robert Laughlin muestra, en este libro, que ello no es así: sumergida en un inmenso mar de publicidad y 'spam', la mayor parte de la información realmente valiosa -dice el autor, que obtuvo el Premio Nobel de Física- es considerada cada vez más confidencial o privada. Ya no es inusual que una gran idea sea acusada de violar una patente o catalogada como amenaza a la seguridad nacional. Por un lado, afirma Laughlin, evadir medidas contra la piratería o distribuir aplicaciones para descifrar códigos secretos es ilegal; pero, por otro lado, es legal que las empresas monopolicen métodos de comunicación y patenten estrategias de venta o secuencias de genes. Laughlin asegura que, sin saberlo, hemos tomado la decisión colectiva de renunciar a nuestros derechos intelectuales, y sostiene que en esta peligrosa nueva era la investigación científica independiente se ha convertido en una actividad antisocial y, en muchos casos, ilegal. Escrito con tanta pasión como conocimiento, 'Crímenes de la razón' hace una dura y oportuna advertencia: de continuar así, el mundo podría encaminarse hacia un nuevo medioevo intelectual.
Sinopsis: En Breviario de idiotas encontramos intentos de vuelo con un automóvil; pirómanos desafortunados con el fuego; maridos obsesionados con el cosmos; un pintor que no entiende su propia pintura; un noble tan falsificado que de vez en cuando se cuar