Mucho antes de que lo hicieran Huxley y Orwell, el ruso Evgueni I. Zamiátin logra componer en 1920 esta sorprendente narración, la cual marca el inicio en toda regla de la novela antiutópica. Una extraña poesia de precision matematica reina por toda esta obra, que cargada de ironia, sigue advirtiendonos, hoy mas que nunca, de que nunca estaremos a salvo de la vocacion totalitaria. "Y nosotros, mis queridos lectores de otro planeta, iremos a visitarles para que vuestra vida sea tan ideal, racional y precisa como la nuestra?", dice el constructor de la nave. Con los fenomenos de la globalizacion y cambio climatico ya iniciados, la alerta sugerida por esta imponente novela tiene mas vigencia que nunca.
En la ciudad de cristal y acero del Estado Unico, separada por un muro del mudo salvaje, la vida transcurre sometida a la inflexible autoridad del Bienhechorá: los hombres-número trabajan con horarios fijos, siempre a la vista de todos, sin vida privadaa: el "yo" ha dejado lugar al "nosotros". El narrador de este diario intimo, D-503, es el constructor de una nave interestelar que debera llevar al universo "el bienaventurado yugo de la razon". Pero se enamoraa: el amor equivale a la rebelion, y el instinto sexual al deseo de libertad. Aunque, tras extirparle a D-503 el "ganglio craniano de la fantasia", el Estado sedentario, entropico, salga victorioso de la conspiracion, allende sus muros siguen los hombres nomadas, llenos de energia, que generaran nuevos insurrectosa: no existe, ni jamas existira, la ultima revolucion. Muchos lectores, al leer Nosotros, escrita entre 1919 y 1921, prohibida oficialmente hasta 1988 en la URSS, comprobaran como se anticipa magistralmente a todas las novelas posteriores sobre utopias totalitarias, sobre todo la de Orwell, 1984.
Nosotros es el cuadro satírico de una ciudad colectivista antiutópica en la que los Guardianes, encabezados por el Gran Bienhechor, han destruido la libertad individual. Los habitantes son designados mediante números y letras. Viven uniformados en apartamentos de cristal. Una campana protectora evita las imprevisiones del clima. Todo está reglamentado: los desplazamientos, el trabajo, el ocio o el sexo. Han triunfado la felicidad y la razón (su guía). Los instintos naturales ya no pertuban al ser humano. La felicidad del yo es verdadera si forma parte de la felicidad colectiva.