En el campo la vida era apacible, había trabajo para todos. Compartían las alegrías y las penas. Pero un día llegaron las máquinas y se lo tragaron todo y todos se olvidaron de lo que habían aprendido… pero siempre quedará un rayo de esperanza, un semilla de luz que hace que los hombres recuerden.
Dos prestigiosas narradoras unen sus voces en este libro para crear esta fábula que tiene como propósito promover los derechos del niño. Contado como un cuento alado en el que se alzan chimeneas donde antes había árboles, este relato realza la necesidad de respetar los derrechos de los niños y advierte sobre los peligros de no hacerlo.