En un proceso que se inició a finales del segundo milenio a.C. los antiguos fueron adquiriendo un conocimiento nada desdeñable de las costas y de las gentes que se extendían más allá de las Columnas de Hercules (Estrecho de Gibraltar). Esa informacion, que en diferente grado llego a ser compartida colectivamente por los mediterraneos, micenicos, eubeos, fenicios, hebreos, griegos, etruscos, romanos, etc. procedia de los hechos de navegantes, exploradores y mercaderes que se aventuraron por costas y mares totalmente desconocidos para ellos y que hemos conservado en relatos de viajes, periplos y naturalmente en mitos que arraigaron con fuerza en la sociedad antigua. Si a esos datos les sumamos los ya numerosos vestigios arqueologicos recuperados es posible trazar una secuencia con los hitos fundamentales de ese proceso de reconocimiento y colonizacion, empezando por las Columnas de Briareo -despues de Hercules-, Tartessos, las Hesperides, Cerne, Thule, las Makaron Nesoi (Islas Canarias, Madeira), etc. Muchos de los relatos y mitos que se creian elaboraciones tardias, de epoca helenistica, son en realidad el trasunto de viajes muy arcaicos, que concuerdan mucho mejor con la espectacular proliferacion de hallazgos de esa epoca. Podemos hablar incluso de un conocimiento de la realidad atlantica anterior a los albores de la expansion fenicia y griega, que se superpone a unas relaciones indigenas atlanticas hasta ahora poco valoradas, que implicaron a britanicos, habitantes de Normandia y Bretaña, peninsulares y africanos.