Dejaron morir ahogada a su mujer y ahora quieren matarlo a él. Le han disparado cinco tiros, han destrozado a palos a sus animales y le han llenado el portal de sangre. Es la presión a la que someten al testigo mas incomodo del 11-M. Su pecado fue denunciar en el verano de 2001, ante las Fuerzas de Seguridad, que Toro y Trashorras intentaban vender grandes cantidades de explosivos y trataban de encontrar a alguien que pudiera fabricar bombas con telefonos moviles. No solo no le hicieron caso, sino que varios policias le amenazaron de muerte si volvia a repetir el secreto que calla desde entonces y que ahora desvela en este libro: Toro mantenia una relacion directa con ETA y quiso contratarle para que hiciera de correo con los explosivos para la organizacion terrorista.Por fin Francisco Javier Lavandera cuenta en estas paginas, de la mano de Fernando Mugica, toda la verdad del entramado asturiano de la dinamita. Repasa su vida: las palizas en el colegio, su periodo punk, su coqueteo con millonarios golpistas, sus dramaticas vivencias como minero del carbon; transmite, desde su experiencia como vigilante de un club, todos los detalles del sordido mundo de la prostitucion; detalla las relaciones sexuales que ha mantenido con mas de cien mujeres y revive las atrocidades que presencio como mercenario en Africa.Ademas, desmenuza los sinsabores de su recorrido por España como testigo protegido, asi como el abandono al que ha sido sometido, y por encima de todo demuestra una valentia heroica al dar un testimonio que es imprescindible para acercarse a la verdad del 11-M.