La arquitectura se enfrenta hoy a la difícil tesitura de ser fiel a su tiempo, aceptando una historicidad inacabada, o forzar su propia redefinición para eludir el compromiso con la "artisticidad" emergente de la ciudad histórica. Está así muy vivo el debate sobre la coexistencia de distintos modos de hacer ciudad. Este libro propone una reconciliación entre ciudad histórica y arquitectura contemporánea, con un recorrido crítico por algunos de los aspectos más destacables de la cultura arquitectónica del siglo XX. El autor examina primero la confrontación entre ciudad moderna y ciudad tradicional; recoge luego la noción de tipo edificatorio como instrumento esencial para facilitar la continuidad histórica en la construcción de la ciudad; y, por último, propone una sistematización analítica a partir de intervenciones concretas. Se definen así tres marcos operativos: niveles de intervención, patrones de actuación y actitudes frente al contexto. El conjunto es un brillante sistema teórico aplicable sobre todo a la interpretación arquitectónica de las operaciones realizadas o proyectadas en ámbitos históricos.
Los ensayos o artículos agrupados en esta publicación han tenido vida propia, unos más larga que otros. Siendo del mismo autor, están concebidos en distintos momentos vitales, así que responden a circunstancias emocionales y estímulos intelectuales diversos, algo que el lector puede detectar si observa los correspondientes modos de escritura. Aunque no todos los textos aluden frontalmente a la arquitectura, ésta se observa como esa categoría intangible, tal vez subrepticia, que finalmente los justifica y relaciona. Textos algo dispersos, sí, pero conectados gracias a la importancia de fondo que el autor concede a la arquitectura en tanto expresión superior de los objetos construidos por el hombre.
Penetrante ensayo, profusamente ilustrado, que aborda la problemática del entorno paisajístico construido en la sociedad actual. Ante el proceso degenerativo que afecta al territorio y muy especialmente al espacio público, la obra aborda asuntos situados en la periferia de la disciplina arquitectónica para evaluar cómo toman contacto los hechos constructivos y el territorio, experimentado este como forma visual, procurando afianzar la idea siguiente: el paisaje relativiza todo logro arquitectónico. Se trata de una teoría crítica poco condescendiente con el pensamiento dominante, dirigida contra el fomento de la caducidad acelerada de las cosas y de las ideas, tan propio de nuestra cultura de consumo, así como contra el maltrato del espacio existencial. Como propuesta aparece una cultura de la conservación de lo valioso, en especial del paisaje como bien estético de carácter público. Sin ser un manual sobre paisaje, suministra muchas aportaciones para ser utilizado como libro de consulta en aquellas materias ocupadas de la relación entre geografía, arquitectura y medio ambiente. Esta interdisciplinariedad hace la obra igualmente valiosa para arquitectos, urbanistas, paisajistas, técnicos y responsables del territorio, así como para todos aquellos interesados en reflexionar sobre una cuestión de crucial transcendencia en nuestro mundo.
¿Acaso se extingue la arquitectura, según parece señalar el título de este libro? Pues depende del significado adoptado con tal concepto, algo sobre lo que sí se reflexiona en sus páginas, donde queda explicita la polisemia del vocablo. Tan amplia como para designar el simple hecho edificatorio o, en el otro extremo semantico, el valor intangible de formas incorporadas al dominio del metaverso. Pero no se oculta la preferencia del autor por aquella acepcion que incluye la vivencia estetica o artistica del espacio construido. Y si, cierta idea de arquitectura avalada por la historiografia arrastra hoy connotaciones melancolicas. En el ensayo se corrobora que la revolucion plastica de las vanguardias afecto sobremanera al modo de entender el concepto. Arte o ciencia, belleza o utilidad, arquitectura o construccion y otros impostados dilemas dialecticos entraron en el debate teorico y en la propia division del trabajo profesional durante la centuria pasada. Para que la arquitectura subsista como bien sensorial adscrito a la calidad de vida, el obstaculo principal radica en la prevalencia de la cantidad sobre la calidad al ocupar el espacio existencial. Un fenomeno agravado por la superpoblacion humana y la aceleracion productiva en sociedades alienadas por los poderosos medios telematicos o virtuales; lo que conlleva un alejamiento civico respecto al entorno fisico, sea este natural o colonizado. Resulta curioso constatar, a modo de ejemplo, que la sociedad cultivada actual muestre mas interes por la gastronomia que por la arquitectura, un indicio revelador de la evolucion de los valores sensoriales