El tercer sucesor de Don Bosco prefirió siempre el camino a la posada. Su vida, a pesar de tantas ideas, viajes, actividades, fue siempre una apasionante aventura, con tanto que leer y tanto que viajar y tanto que saber y tanto que hacer. Elegido Rector Mayor, sin dificultad, el 24 de mayo de 1922, recibio asi el mensaje oficial de Don Bosco en la mitad de su trabajado corazon y se dispuso a transmitirlo, sin pompa ni ostentacion. Nostalgico y sereno, recriado a la ardiente luz del cielo español, supo organizar con señorio la Congregacion salesiana. Su vida no fue una tea encendida, sino una luz de la que los demas se dejaban inundar. La vida es arder, se decia el a si mismo.
Desde el principio, Juan Cagliero, en la escuela de Don Bosco, fue educado más para la seguridad que para la exigencia; más para la cooperación que para la reivindicación. El primer cardenal salesiano no se conforma con una simple solidaridad personal de sentimientos, ni con una minima solidaridad colectiva, desde situaciones de seguridad. Jamas el trayecto de Cagliero es una creciente tension de intereses privados con los que se suele disfrazar el tan cacareado, como falseado, bien comun.
San Juan Bosco fue un independiente; tanto que ni siquiera quiso depender de cualquier profesión de independencia; tanto, que, independiente incluso de su popularidad, no titubeo en arrogarla a la calle cuando escribia, hablaba y ensalzaba al papa Pio IX. Tal actitud le costo parte de su vida; pero nos descubrio en el los mas altos quilates de su nivel, cuando la tergiversacion y la maledicencia, impidieron al pontifice recibirle un mes antes de su muerte.
Desde el principio, Juan Cagliero, en la escuela de Don Bosco, fue educado más para la seguridad que para la exigencia; más para la cooperación que para la reivindicación. El primer cardenal salesiano no se conforma con una simple solidaridad personal de sentimientos, ni con una mínima solidaridad colectiva, desde situaciones de seguridad. Jamás el trayecto de Cagliero es una creciente tensión de intereses privados con los que se suele disfrazar el tan cacareado, como falseado, bien común.
San Juan Bosco fue un independiente; tanto que ni siquiera quiso depender de cualquier profesión de independencia; tanto, que, independiente incluso de su popularidad, no titubeo en arrogarla a la calle cuando escribia, hablaba y ensalzaba al papa Pio IX. Tal actitud le costo parte de su vida; pero nos descubrio en el los mas altos quilates de su nivel, cuando la tergiversacion y la maledicencia, impidieron al pontifice recibirle un mes antes de su muerte.
El tercer sucesor de Don Bosco prefirió siempre el camino a la posada. Su vida, a pesar de tantas ideas, viajes, actividades, fue siempre una apasionante aventura, con tanto que leer y tanto que viajar y tanto que saber y tanto que hacer. Elegido Rector Mayor, sin dificultad, el 24 de mayo de 1922, recibió así el mensaje oficial de Don Bosco en la mitad de su trabajado corazón y se dispuso a transmitirlo, sin pompa ni ostentación. Nostálgico y sereno, recriado a la ardiente luz del cielo español, supo organizar con señorío la Congregación salesiana. Su vida no fue una tea encendida, sino una luz de la que los demás se dejaban inundar. «La vida es arder», se decía él a sí mismo.