Cronos es la encarnación del tiempo. Quizá por omnipresente y escurridizo, por misterioso e inasible, desde siempre hemos querido dominarlo. O al menos comprenderlo, ir más allá de la célebre paradoja planteada por san Agustin: si nadie me pregunta que es el tiempo, lo se, pero en cuanto alguien me lo pregunta ya no lo se. El historiador frances François Hartog lleva buena parte de su vida academica averiguando como se ha concebido el tiempo en el mundo occidental y como esas ideas afectan lo que entendemos por historia, y en esta obra culmina su admirable esfuerzo.Asi como el baron de Buffon imagino que la naturaleza tuvo "epocas", hoy podemos imaginar divisiones semejantes en el tiempo humano. Si la Grecia antigua distinguio entre el tiempo que fluye, ese que se asemeja a un rio sobre el que navegamos, y el tiempo de las oportunidades, ese instante decisivo en que acontecen las cosas, hoy somos victimas del presentismo, que nos hace celebrar el progreso y avanzar rapidamente hacia el futuro. Entre una concepcion y otra, domino el tiempo cristiano, con su parcial rechazo del pasado entendido como anunciacion y su culto por el porvenir luminoso que nos aguarda. Esta transformacion radical es expresion no solo de unas creencias sino de una confianza en la capacidad de actuar, de transformar el universo, al punto de que somos ya una fuerza geologica, con todo y nuestra epoca: el Antropoceno, sintoma y consecuencia de una crisis de honda raiz.¿Que nos dicen hoy las viejas formas de lidiar con Cronos? ¿Que nuevas estrategias debemos formular para afrontar un futuro amenazante e incierto? Este lucido ensayo sobre las ideas del tiempo en Occidente es mucho mas que una erudita exploracion del cristianismo primitivo, de los debates medievales sobre el discurrir del tiempo, de la mecanica concepcion de segundos y eones: es un llamado a entender, desde la historia, la carga que nuestras ideas sobre el tiempo le imponen a la realidad.
FONDO DE CULTURA ECONOMICA DE ESPAÑA, S.L. 9789505572748
Historia cultural de la antigua Grecia que toma como referencia algunas figuras de viajeros: Pitágoras, Hecateo de Mileto, Solón, Polibio y Dionisio de Halicarnaso, entre otros. Sus trayectos indican el movimiento de una historia de la alteridad griega. Hartog da cuenta del modo como los griegos clasificaron esa alteridad: los otros no humanos mas que humanos como dioses y semidioses; menos que humanos, como monstruos y animales y los otros corrientes los extranjeros.