En Las Meninas duermen en la rúa, el autor quiere provocar una reflexión acerca del choque, no del encuentro, entre los dos mundos que se repiten invariablemente en prácticamente cualquier ciudad de la parte del mundo que llamamos desarrollado: la riqueza observando a la pobreza, el privilegio despreciando a la marginalidad, el desprecio de los que nos nacieron en una buena vida hacia los que los nacieron en un espacio que consideramos ajenos a nosotros por la simple razón de que no nos corresponde. La trama que propone Fulgencio Valares para sustentar esta apuesta es sencilla. Partiendo de un imposible, situamos a la infanta Margarita, protagonista de las Meninas de Velázquez, en un callejón cualquiera de cualquier ciudad del cono sur. La acción sucede años después de que la Infanta haya despertado en este mundo para ella desconocido. La infanta Margarita, un solo personaje desdoblado en dos personalidades, se enfrentará un día más, a la injusticia de sufrir unas circunstancias de las que no es responsable, a la imposibilidad de elegir el mundo en el que nos ha tocado vivir, a la imposibilidad del cambio, luchando siempre por aferrarse a su mirada desde el privilegio. Conjurando a la suerte con la fabricación de un cuadro que resulta imposible para poder volver a su mundo anterior, para alejarse definitivamente de un mundo que pertenece a los demás, a unos seres para ella despreciables y a los que negará siempre la empatía, la comprensión, la ayuda, la existencia.
Fulgencio Valares ha explicado que su obra está inspirada en 'los últimos de Filipinas' y en aquellos "últimos españoles en el último bastión del imperio español", cuya acción ha calificado de "acto heroico, absolutamente imbecil, porque España ya habia vendido por 20 millones de dolares Filipinas a Estados Unidos y la guerra habia acabado y estos seguian peleando".De este modo, segun ha apuntado, se trata de una obra belica en la que se intenta "machacar mucho sobre la estupidez", de "insistir en errores para seguir siendo quien somos" aunque "el error solamente sirve para aupar en el poder o en el privilegio a otros que jamas van a saber ni como nos llamamos", ha indicado.