George Shipway (1908-1982) nació en Allahabad, India, donde su padre trabajaba como editor, pero muy pronto fue enviado a Inglaterra a cursar sus estudios. Más tarde ingresó en el ejército y dentro de éste en la Caballería Real India —según sus propias palabras, para poder jugar al polo—, de donde se retiró en 1947 con el rango de teniente-coronel. Ya en Inglaterra, después de dos décadas dedicado a la enseñanza en una escuela privada—llegó a ser profesor del príncipe Carlos—, y con sesenta años empezó a trabajar en su primera novela, Imperial Governor, que alcanzó un éxito arrollador. De ahí hasta su muerte no dejó de producir novelas históricas de gran calidad.
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La India. 1800. El capitán Hugo Amaury y Charles Marriott llegan a este territorio bullicioso, caótico y corrupto para entrar al servicio de la Compañía de las Indias Orientales; el primero como oficial del ejército y el segundo como un humilde funcionario. Huyen de un pasado turbio que les obligó a abandonar su Inglaterra natal y quieren aprovechar las oportunidades que les concede esta nueva vida. Pronto se darán cuenta de que tienen que hacer algo si no quieren pudrirse el resto de sus días en unos sucios barracones militares o en algún oscuro despacho. Ambos jóvenes están sedientos de riquezas, poder, mujeres y gloria. Pero mientras Marriott permanece leal a la Compañía, Amaury, cuyo temperamento ha estado a punto de arruinar su carrera, decide embarcarse en la conquista del inestable territorio del interior, sin el beneplácito ni la ayuda de la Compañía. Ahí es donde empezarán los problemas… y la aventura. George Shipway, antiguo oficial del ejercito en la India, recrea con gran maestría la vida a principios del siglo XIX en aquel continente exótico y lleno de peligros. "Emocionante, intenso y deslumbrante" THE OBSERVER
A mediados del siglo XIII a.C., Agamenón se hace con el trono de Micenas. Durante años se ha estado preparando para este momento, pero se encuentra con un reino que se ha ido debilitando, lo que aprovechan los dorios desde el norte para llevar a cabo incursiones cada vez mas agresivas. Entonces, Agamenon se ve obligado a conquistar los reinos costeros del Golfo de Corinto para, de ese modo, detener la invasion doria y evitar la hambruna que estos provocan con sus saqueos.Pero esa es solo una solucion temporal; el verdadero enemigo se encuentra mas alla del mar. Protegida por los vientos y las corrientes marinas, y apoyada por un poderoso comercio en el interior del continente, Troya estrangula economicamente a la Helade. Varios años de bloqueo maritimo no han logrado doblegar la voluntad de Priamo, el rey troyano, y la diplomacia tampoco consigue resultados.Ante esa situacion, Agamenon creara toda una red de intrigas que podrian enemistarlocon su hermano, destruir su reinado y hasta acabar con Ifigenia, su propia hija, con elunico fin de destruir Troya y acabar para siempre con su amenaza.En un estilo directo, otorgandole la voz al propio Agamenon, George Shipway teje en torno al mito de la conquista de Troya una explicacion mucho mas plausible de lo que ocurrio que la narrada en los cantos homericos. Una novela que nos hara ver con nuevos ojos el modo en el que se desarrollaron los hechos.George Shipway nacio en Allahabad, India, donde su padre trabajaba como editor, pero muy pronto fue enviado a Inglaterra a cursar sus estudios. Mas tarde ingreso en el ejercito y dentro de este en la Caballeria Real India segun sus propias palabras, para poder jugar al polo, de donde se retiro en 1947 con el rango de teniente-coronel. Ya en Inglaterra, despues de dos decadas dedicado a la enseñanza en una escuela privada llego a ser profesor del principe Carlos, y con sesenta años, empezo a trabajar en su primera novela, Gobernador Imperial, que alcanzo un exito arrollador. De ahi hasta su muerte no dejo de producir novelas historicas de gran calidad.
Año 59 d.C. El imperio gobernado por el joven Nerón está al borde de la bancarrota y los ávidos ojos del emperador se posan en Britania; nombra gobernador de la provincia a Suetonio Paulino, famoso general curtido en las campañas de Mauritania. Enviado a la isla para conquistar las minas de oro y otros metales necesarios para salvar al Imperio, Paulino tendrá que enfrentarse a la furia de las tribus britanas unidas bajo el liderazgo de la reina Boudica. La revuelta contra el yugo romano se extiende por toda la provincia, llegando incluso a alcanzar a la floreciente Londinium, que es arrasada y sus habitantes asesinados.
Grecia. Principios del siglo XIII a.C. Luchas por el poder en un mundo implacable repleto de ambición, pasión, intriga y venganza. El suelo abrasado por el sol de la antigua Grecia era un trofeo ganado tras muchos esfuerzos, y los poderosos guerreros que gobernaban esa tierra lucharon y murieron con fiereza por controlarlo. Los padres se enfrentaban a sus hijos, los hermanos se traicionaban unos a otros, familias enteras se enzarzaban en cruentas luchas y se reunían de nuevo para erradicar la amenaza de invasores foráneos. Éstos son los héroes, y ésta es su era. Sobresale entre ellos Agamenón, quien aprende a sobrevivir enfrentado a la muerte, señalado como futuro rey por su arrojo, valor y astucia desleal. El guerrero de Bronce es su historia, la historia de un duelo entre dinastías y una tierra unida al fin por la sangrienta traición que culminó con la destrucción de Troya. La novela comienza cuando Agamenón y su hermano Menelao son infantes en el palacio real de la fortaleza de Micenas. Allí tropiezan por primera vez con Tiestes, hermano de su padre, el sabio rey Atreo, algo que les marcará durante buena parte de sus vidas. Atreo enseña al joven Agamenón que es el primero en la línea de sucesión al trono; debe prepararse para adquirir la fortaleza y habilidad en la batalla que se esperan de un líder, y también para ser implacable, cualidad más importante aún para quien aspire a conseguir y conservar el poder. A lo largo de sucesivas y violentas campañas, Agamenón demuestra ser un comandante perspicaz y carismático, además de un digno pretendiente: se gana la mano de Clitemnestra, la tempestuosa hija del rey Tindareo de Esparta, que algún día podría ser su perdición.