GERARD POUSSIN

El individuo forja su personalidad en el seno familiar. Cuando se produce una separación en dicho entorno, el niño pierde sus marcos de referencia. Ser “un hijo del divorcio” se ha convertido en algo común, aunque sigue provocando un trauma para quienes experimentan sus estragos. Un “hijo del divorcio” es un niño socialmente normal que sostiene una relación extraña con una pareja que ha muerto como tal y que sólo se perpetúa indirectamente en el hijo. Pero, ¿qué preocupa más a los hijos de los padres divorciados, la separación de éstos o los conflictos que se generan en la familia por este motivo? Este libro analiza la realidad de los hijos afectados por esta circunstancia, e incluye puntos de vista de psicólogos que los tratan regularmente con el propósito de ayudarlos a adaptarse cuanto antes. Estructurada en cuatro partes, la primera aborda el papel que esta nueva coyuntura asigna tanto a los padres (custodia, visitas, etc.), como a los hijos (“niño mensajero”, “niño estorbo”, “niño dividido”, etc.). La segunda parte trata, fundamentalmente, la psicología del niño en dicho contexto; su desarrollo por etapas (lactante; con tres y seis años; adolescente, etc.); las relaciones en su entorno familiar, así como el valor de su testimonio ante la justicia. En tercer lugar, el libro dedica especial atención a la prevención de los problemas psicológicos, la adaptación del niño a su nueva circunstancia, el abandono del niño por uno de sus padres, su hogar o residencia alterna, el nacimiento de un niño en una familia reintegrada, etc. Por último, la cuarta parte se centra en la ayuda de los especialistas en las diferentes etapas de la separación.