Gioconda Belli Pereira (Managua, 1948), hija de Gloria Pereira, actriz y fundadora del Teatro Experimental de Managua (TEM), y de Humberto Belli, empresario y comerciante, se confiesa temerosa, llena de miedos que ha ido venciendo con el tiempo; se nos revela timida e introvertida, gran lectora. De niña, segunda de cinco hermanos, es capaz de convertir el miedo en risa sus ojos risueños y su boca sonrien siempre y, por medio del humor, ganarse a su papa, con fama de adusto. Gioconda estudia en el Colegio La Anunciacion. Sueña con ser arqueologa, aunque en su madurez afirma que tambien le hubiera gustado, de no ser poeta, la profesion de cantante de blues o jazz, lo que le hubiera permitido llenar estadios con su voz. O la de directora de orquesta. Durante su infancia, debe guardar reposo en cama por una convalecencia de dos meses que le provoca una hepatitis, lo que supone un punto de inflexion en su inmersion, ya absoluta, en la lectura. Lee enciclopedias y libros como Un mundo feliz de Aldous Huxley, pero tambien los clasicos de Julio Verne y de la dramaturgia española de Lope de Vega a Cervantes y las piezas de Shakespeare. Mas tarde, Gioconda es enviada a España, apenas cumplidos los catorce años, con el proposito de que acabe alli el bachillerato. Recuerda la autora el edificio en que se enclavaba el Real Colegio de Santa Isabel de la calle Atocha, legado por la reina Maria Mercedes, esposa de Alfonso XIII, a las monjas. Al lado del internado, rememora que habia un convento de clausura de monjas carmelitas, asi como un hospital y una morgue. No habia luz en esa calle en la que hoy se situa el Museo de Arte Contemporaneo Reina Sofia de Madrid.
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