El juez Giovanni Falcone nació el 18 de mayo de 1939 en el seno de una familia de la burguesía palermitana que residía en el centro histórico de la capital siciliana. Allí creció respirando la misma atmósfera de clientelismo, favores, extorsión y tacitismo en la que se formaron muchos de los hombres a los que se vería obligado a interrogar y encarcelar a lo largo de su carrera judicial. Todo ello le permitió investigar el fenómeno mafioso con una acuidad e ingenio (y capacidad de trabajo) sin parangón. Sus logros y buenos resultados vuelan con él por los aires el 23 de mayo de 1992 con el estallido de varios kilos de explosivo detonados a distancia en el tramo de Capaci de la autopista entre Messina y Palermo.
Recibe novedades de GIOVANNI FALCONE directamente en tu email
La penna e quella della giornalista francese Marcelle Padovani, ma la voce narrante e quella di Giovanni Falcone. Le venti interviste diventano materiale per dettagliate narrazioni in prima persona che si articolano in sei capitoli, disposti come altrettanti cerchi concentrici attorno al cuore del problema-mafia: lo Stato. Un'analisi che parte dalla violenza, dai messaggi e messaggeri, per arrivare agli innumerevoli intrecci tra vita siciliana e mafia, all'organizzazione in quanto tale, al profitto - sua vera ragion d'essere - e, infine, alla sua essenza: il potere. Una testimonianza resa da Falcone dopo aver lasciato Palermo nel 1991.
El rigor profesional de magistrados e investigadores es el factor esencial para que lamafia comprenda que Sicilia no es el patio de su casa y servirá por tanto paraneutralizar la insolencia y arrogancia del mafioso ante la autoridad del Estado.Puedo afirmar que el mejor resultado alcanzado a partir de las investigacionespracticadas en Palermo en los ultimos diez años se ha fundado precisamente enprivar a la mafia de su aura de impunidad e imbatibilidad. Incluso aunque loscondenados del macrojuicio sean puestos en libertad, se habra logrado unresultado: que la mafia sepa que puede ser conducida a los tribunales y que suscapos pueden ser condenados. Los resultados solo llegan con un compromisoferreo, constante, diario. Sin jactancias ni diletantismo. En la medida en que labatalla que libramos es una guerra autentica con sus muertos y heridos, debecombatirse con el mayor empeño y seriedad. Los que han frivolizado o queridopasar por luchadores sin serlo han acabado pagandolo, en muchos casos dejandosela vida en ello.