Graciela Maturo ha reunido en este volumen trabajos pertenecientes a sucesivas etapas de su propuesta teórica sobre la literatura, expuestos con la pasión de quien sabe que apuntala una identidad en un territorio intelectual invadido por especulaciones a menudo parciales, seductivas o adversas a esa identidad en su constitución misma. Traza una hoja de ruta que se remonta a la tradición clásica, toma distancia de la lingüística positivista y sus derivaciones, e intenta una fenomenología hermenéutica cuyos hitos insoslayables son la reivindicación de la razón poética y el "pensar desde América" Este libro, fruto de muchos años de estudio y reflexión, replantea de raíz el tema de la creación poética, el lenguaje y la teoría literaria, descubriendo al mismo tiempo la esencia más profunda de nuestro ser cultural. Graciela Maturo supera ampliamente el carácter de un crítico de obras literarias. Ella es una pensadora que se hace cargo de la realidad, y por ello también de la crisis cultural argentina. Y lo hace con un compromiso profundo hacia su identidad personal y la de la comunidad de las naciones iberoamericanas, que le permite defender -en condiciones poco favorables- el humanismo de raíces metafísicas prolongado por los poetas en nuestros días de economicismo.
Ensayo sobre la creación y expresión poética .Partiendo de evidencias existenciales, que le muestran a un tiempo la insondabilidad y progresiva entrega del misterio real,el poeta se siente llamado a la receptividad y la donación de sentido. Despliega una "atención" sobre su entorno y su propia corporalidad, que le permite descubrir a un tiempo su yo y el mundo que lo rodea. Su afectividad le permite ahondar experiencias sensitivas para las cuales se halla especialmente dotado, y reconocer su significatividad. Si el hombre puede ser definido como el ser que comprende, el poeta es aquel que contempla y crea para comprender. Su atención a la realidad pone en marcha todas sus facultades: sensibilidad, afectividad, memoria,fantasía creadora,intuición simbólica, intelecto, reflexión. Un mundo de formas y valores sensibles se ofrece a la mirada del poeta, esa mirada inaugural para la cual el mundo es siempre algo nuevo, un hoy virgen y bello, como decía Stephane Mallarmé. Es necesaria la mirada inocente del niño para captar emocionalmente la significatividad de las formas y percibir a través de ellas su relacionamiento oculto. En nuestra perspectiva, el acto poético remite a la experiencia mística, que fusiona al yo con su causa última.Su meta es la conversión del yo que conoce en yo trascendental. Bien lo vio Novalis, revalidando lo afirmado por larga cadena de poetas."La misión del poeta es apoderarse del sujeto trascendental.