Horia-Roman Patapievici (Bucarest, 1957) fue profesor de Física en la Universidad de Bucarest hasta finales de 1996, momento en que abandona la carrera académica para dedicarse por completo a la cultura humanística, de la que encarna en Rumania una de las voces más prestigiosas. Fundador y director de la revista Idei în dialog, es traductor, autor de numerosas publicaciones y director del Instituto Cultural Rumano de Bucarest desde el año 2005.
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¿Quién es "el hombre reciente"? Es el hombre subyugado por el cambio perpetuo, que sólo sabe disfrutar de las cosas materiales convirtiéndose en su esclavo. Horia-Roman Patapievici descubre este desvarío —el desvarío moderno— en sus raíces más profundas. El mal, sin embargo, no está en la modernidad, sino en su exceso. La solución consiste en reorientar los medios ofrecidos por el mundo de hoy hacia sus fines permanentes: la sed del bien, el aprecio sin envidia de las cosas elevadas, la esperanza de vivir después de morir. Y Dios, que aparece tras la esquina donde se le ha apartado. Con la edición rumana de esta obra de excepcional calado filosófico, su autor conmocionó el mundo del pensamiento en un país sediento de libertad y de verdad. Para incredulidad de muchos, logró situarlo como best seller. Y suscitó un debate tan amplio en universidades y medios de comunicación, que la confrontación intelectual sobre sus tesis aún perdura.
Penetrar en la visión del mundo de Dante es el objetivo de la peregrinación que Horia-Roman Patapievici emprende en este ensayo. Dante se habría esforzado, según el autor, por conciliar en su cosmos lo teológico y lo científico-político, cuestión irresoluble para sus contemporáneos. Poeta extraordinario y experto conocedor de la cultura científica, filosófica y teológica de su tiempo, Dante describe en los últimos cantos del Paraíso un mundo absolutamente distinto al entrevisto por la crítica: se trata de un cosmos no euclidiano, asombrosamente afín a las teorías del universo formuladas siglos después por Einstein. La belleza de su poesía es indisociable de esa tensión, de esa voluntad de reconciliar a Dios con la Razón, desde la que su cosmología parece tender un puente entre la concepción del universo de la Edad Media y las teorías de la física cuántica y del Big-Bang hoy vigentes.