«"Dejad que los niños se acerquen a mí y no se lo impidáis, porque de los que son como ellos es el reino de los cielos". De esa petición de Cristo salió el Hogar Nazaret, que busca consolar el Corazó
Rescate de niños para que puedan tener infancia.El Hogar Nazaret está en Puerto Maldonado (Perú), en medio del corazón de la selva del Amazonas. Es una casa rescate de niños que han sido utilizados como pagos a la tierra, como esclavos en las minas o como atractivo sexual en los prostibulos.El Padre Ignacio renuncio a su vida en España y comenzo una aventura de acogida y auxilio para esos niños desprotegidos, niños que sufren maltratos, que son esclavos y victimas sexuales. Niños que, por no tener, no tienen ni identidad.El Hogar Nazaret intenta recuperar a estos niños dandoles los derechos que les han quitado. Cuando ya tienen identidad, cuando ya no pueden traficar con ellos, cuando su salud ha mejorado, cuando estan escolarizados y trabajando con la familia, es cuando les permiten volver a su entorno. En este libro puedes leer historias de estos pequeños, de rescate de niños que vuelven a ser niños gracias al Padre Ignacio Maria Doñoro.
Ignacio significa "hombre que nació del fuego"; Ignacio María quiere decir "nacido del fuego de María". La Virgen María es la que dirige toda la historia de amor del Hogar Nazaret, que nació en el mismo Corazon de Jesus, quien esta reclamando una humanidad nueva y proclamando que los mas pequeños y los mas destrozados son sus preferidos. Fue Jesus quien dijo que son bienaventurados los que lloran, los que sufren, los que tienen hambre y sed de justicia, "Por eso", dice el padre Doñoro, "que los pobres se dejen cuidar, servir y amar no solamente merece todo nuestro respeto, sino ademas un inmenso agradecimiento, porque los pobres nos llevan al cielo. A ellos hemos de acercarnos casi de rodillas, con sumo cuidado, casi con veneracion, agradeciendoles que se despojen de lo poco que tienen, que es el dolor, para revestirse de la verdad". Quien levanta una obra como el Hogar Nazaret en pleno Amazonas no puede ser esclavo del miedo, si del amor. Un amor que no se detiene ante nada y ante nadie mas que Dios, que por amor ha querido hacerse insignificante y no solo acostarse en un pesebre maloliente, sino dejarse tumbar en una cruz y volverse tan pequeño que hasta podemos meternoslo en la boca y comernoslo. Si, hablamos de Jesus, que multiplico los panes y los peces, el mismo que tra