Ildefonso-Manuel Gil

Vienen de un cuaderno, son algunos de sus últimos poemas y canciones: Ildefonso-Manuel Gil, cuya muerte aún nos sume en el desconsuelo, los había reunido para formar un nuevo libro, pocos meses antes de su partida. Esta edición, ahora, cumple póstumamente un deseo del autor, como dice José-Carlos Mainer en el prólogo. Son canciones y poemas que guardan el vigor de su palabra, en los que Ildefonso-Manuel Gil vuelve a hablarnos del paso del tiempo, de los seres y las cosas amadas, de la poesía y su escritura. Canciones que afirman la vida en la senectud de este maestro que no dejó de aprender y preguntarse hasta su último día. 

Si en Un caballito de cartón (Xordica, 1996) el autor evocó una infancia feliz, ahora el lector encontrará una adolescencia, una juventud y una primera madurez donde la pasión por la literatura domina. ¿Quién ha dicho que la literatura no es vida? ¿Que leer a escondidas en la vela de los escolapios no es vivir intensamente? ¿O que iniciar una carrera literaria en el Madrid republicano no es tan importante como cualquier otra afirmación de la personalidad? Literatura y vida, juntas.

Hoy te he visto asomada, entre geranios y trinar de pájaros con tus ojos azules al azul. Di qué ensueños de carne, qué pensamientos de alma te quemaban la frente. ¿Presentías caricias, besos, goces, hogera sin cenizas, todo amor, ardido en luz sobre la luz del día?

Después de la edición en 2002 de La moneda en el suelo, primera novela de Ildefonso-Manuel Gil, y de su Obra poética completa tres años más tarde, prosigue Larumbe la recuperación de la memoria del autor aragones con esta edicion de su narrativa breve, con la que se completa el conocimiento de su trayectoria literaria. Comprende obras publicadas entre 1932 y principios de los años noventa. En los relatos breves se encuentran sus capacidades creativas, que transmiten la vitalidad y el optimismo de gran parte de la obra poetica del autor.