Nacida en Saní Vicenc. deis Horts, Barcelona, en 1967, es madre de un universitario de 18 años, Mando, al que define como su gran amor y debilidad. En 1996, la autora tomó una decisión que cambió su vida y marcaría los siguientes años: noaban-donar su actividad literaria. Desde entonces, ha cosechado varios éxitos: semifi-nalista del Premio Planeta 2004 con la novela Las fuerzas denostadas (pendiente de publicación), Premio Delta de Novela 2003 con la obra Ácidos, de naranja y limón y Premio Marco Fabio Quiníi-llano en su edición del año 2000, modalidad relato (novela corta), con la obra 32 horas. Los estigmas de Eva fue ganadora del I Premio de Narrativa Lesbiana de Ellas Editorial.
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«… pero la verdad, la realidad incontrovertible, también se harta de ser constante y quirúrgicamente diseccionada y decide ocultarse tras tupidos velos de ambigüedad, haciéndose así inaccesible a ojo
«¿Sorprendida? Y cómo no ibas a sorprenderte; jamás imaginaste que el estado de coma pudiera ser un espacio para la evocación, el recuerdo, la autoevaluación, la introspección, la reflexión, el exame
Lo escribió Calderón de la Barca: «No diga que tiene amor quien no tiene atrevimiento». Si el maestro hubiera conocido a las protagonistas de esta noveía, habría tenido que sentenciar que estaban pro