Isidro Catela Marcos (Salamanca, 1972), casado y padre de tres hijos, es doctor en Ciencias de la Información. En la actualidad imparte clases de Comunicación y Humanidades en la Universidad Francisco de Vitoria de Madrid, y colabora con diversos medios, como Televisión Española, donde dirige el programa Testimonio; la Cadena COPE; o el semanario Alfa y Omega. Fue Director de la Oficina de Información de la Conferencia Episcopal Española (2004-2014), cargo que le permitió, entre otras actividades, ser portavoz adjunto en El Vaticano durante el Sínodo de 2005 o dirigir la estructura informativa del viaje de Benedicto XVI a Santiago de Compostela y Barcelona (2010). Imparte cursos y conferencias sobre ética de la comunicación, nuevas tecnologías y comunicación en la Iglesia en numerosas instituciones y universidades. Ha ganado una treintena de premios literarios y es autor, entre otras obras, de Entrevistas con doce obispos españoles e Hijos conectados. Educar en la era digital.
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El nacionalsocialismo fue, con el comunismo, una de las dos ideologías totalitarias que sembraron Europa de muertos y destrucción. Nunca se había conocido una violencia como la del siglo XX. La idolatria nazi de la raza aria exigia la eliminacion del pueb
La escena en la que un grupo de jóvenes (o no tan jóvenes) han quedado a tomar unas cervezas y, absortos en las pantallas, con la cerviz agachada, permanecen whatsappeando cada uno por su lado, se nos ha hecho por desgracia habitual. No es una cuestion que afecte solo a unos pocos. Se nos ha ido de las manos. El riesgo de que nuestra vida acabe fagocitada por los dispositivos moviles es real. Los propios Bill Gates y Steve Jobs limitaban la tecnologia que sus hijos usaban en casa. Otros, como Evan Williams, fundador de Blogger y Twitter, les compraba gran cantidad de libros, pero se negaba a que tuvieran un iPad.El cuchillo, como tal, no es ni bueno ni malo. Sera bueno su uso si lo utilizamos para partir y repartir el pan, y malo si lo usamos para apuñalar. De forma similar, la tecnologia se puede diseñar para enriquecer nuestras relaciones sociales o para que sean adictivas. Con su uso y abuso, somos capaces de unir continentes y de separar sofas. Este libro nos propone, con solidos fundamentos teoricos y sencillos consejos practicos, que hagamos un alto en el camino, que experimentemos una sana desconexion para sobrevivir al problema que se nos viene encima, porque en el mundo que llega solo sobreviviran quienes sepan integrar equilibradamente las enormes ventajas que nos regala el mundo conectado.
La escena en la que un grupo de jóvenes (o no tan jóvenes) han quedado a tomar unas cervezas y, absortos en las pantallas, con la cerviz agachada, permanecen whatsappeando cada uno por su lado, se nos ha hecho por desgracia habitual. No es una cuestion qu