Testigo sin palabras de la cháchara interminable de trece contertulios —padres eméritos de las tribus de Israel—, el vigilante jurado del garito no quita ojo al entorno citadino: una urbe actual supe
El museo abre sus puertas de repente. Se ha convertido en una sala de conciertos. Encaramados a los atriles miasmas, figulinas, capotillos, micrococos, saetillas, insectropos, conopages y pelotarañas afinan instrumentos de viento y vuelo cual gusanos virtuosos