El ateísmo respecto al inconsciente del perverso, podría asimilarse a una caricatura hipernaturalista de una razón sin fe, donde la interdicción de goce no queda articulada con la primera significacion paterna: esta es tu madre. Parafraseando a Freud, cuando se refiere a los Primeros analiticos de Aristoteles, conlleva la no asuncion de la primordial "proton pseudos", primera mentira paterna, que paradojicamente conduce a una confusion de la razon con la verdad, a una razon totalitaria. Toda razon totalitaria es perversa, en tanto no reconoce la fe en la mentira que la sustenta, y por lo tanto presume salvar la identidad: por lo cual una mujer seria solamente una mujer y no una madre, un objeto de goce seria solamente un objeto de goce y no un sujeto deseante, etc. Si la razon no fuera objeto de fe, y por ende de una creencia, estariamos sujetos otra vez a una supuesta razon natural, que seria la justa razon hegemonica, en la que no cabria ninguna creencia, porque tampoco cabria ninguna duda, como si emanara de la tautologia divina donde Yaveh afirma "soy el que soy", y por ende coincidiria con la verdad. Desde la fe en la razon, desde la creencia, ninguna verdad humana en cambio podria establecerse sin estar desencadenada por el andamiaje de una mentira fundante.Para la posicion psicoanalitica, el "Homo moralis" sujeto a la paradoja etico-logica del bien en el mal y del mal en el bien, instituyendo a la nada por la interdiccion del goce falico con lo real de la madre por mor de la palabra paterna como prohibicion, no debe dejar de ser previo a cualquier consideracion sobre el "Homo sapiens".Cualquier otra posicion frente a la angustia y a la razon, llevaria a una cierta confusion contemporanea, donde se humaniza en exceso a lo animal y se animaliza en exceso a la humano. Lo cual es tanto una mala noticia para el animal, que perderia su racionalidad de preservacion natural, como para el sujeto humano, que perderia su condicion deseante. Porque no hay ninguna verdad previa que la razon ahoga o asfixia, sino que l apropia razon crea la sinrazon y el sinsentido, como lugar donde el nacimiento del deseo añora una imposible verdad y una imposible identidad perdidas, aunque nunca tenidas.
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