Cuando nos atrevemos a hollar en lo profundo de nuestros corazones para intentar descubrir una perspectiva más amplia de aquello que somos o a lo que pertenecemos, nos encontramos siempre con un cruce de caminos. Dos voces que todo el mundo ha escuchado en alguna ocasion nos señalan distintos senderos. La voz del lobo (aquella que solo siente) y la del chaman (aquella que realmente sabe) se entremezclan en una extraña cacofonia interior que espera a ser descifrada. Ante nuestras decisiones y frente a los acontecimientos que dispone nuestra vida, ambas claman por ser escuchadas, pero siempre nos queda a nosotros la responsabilidad de decidir cual seguir a cada paso.