El arte es a menudo sólo considerado desde el interior, al abrigo de su inserción en el mundo. Pero esta separación de las prácticas culturales y sociales en las que se inscribe y que lo constituyen no es sino el producto de un persistente malentendido. El land art, las esculturas de Rodin, la casa de Wittgenstein, la tentativa de las vanguardias de saltar la brecha entre el arte y la vida, son los temas elegidos por Jean-Pierre Cometti para mostrar que las divisiones que aseguran al arte tal estatuto de autonomia son en realidad mas extrañas de lo que se piensa.
Esta es una obra que puede resultar desconcertante: así reaccionaron al menos muchos de sus primeros lectores. En ella, Musil prescinde de la experimentación puramente formal para superar las barreras que tan a menudo se erigen entre la filosofía y la lit