Los enemigos del pudor y de la justicia suelen ser los ciudadanos más poderosos y, una vez que se hacen con el poder, lo utilizan contra la comunidad que se lo confirió. Su objetivo esencial de destruccion es siempre el pudor y la justicia, los dos bienes esenciales para la convivencia. Su arrasamiento conduce a la violencia, la codicia, la iniquidad y la muerte, y son ellos -los poderosos que rechazan justicia y pudor- los que se apoderan de la polis y expulsan de la misma a los mas rebeldes. Este libro describe episodios de combate y enfrentamiento de la justicia del poder -que es siempre la que complace al principe- con el poder de la justicia -que reside en la dignidad y la libertad-. Quiere ser una denuncia de prevaricaciones perpretadas en nombre del Derecho, del Estado de Derecho y de la razon de Estado. Un intento desesperado -y muchas veces desesperante- por conciliar el pesimismo de la inteligencia y el optimismo de la voluntad. Por romper el circulo infernal de la impotencia y la resignacion ante la iniquidad y la violencia. En estos momentos, cuando el mundo asiste encogido y tenso a las grandes tragedias provocadas por el terrorismo apocaliptico en Nueva York y Washington, es mas exigible que nunca esa pasion por la libertad y la justicia que es el cimiento mismo de la dignidad humana.
25 años sin Constitución incide en la realidad constitucional nacional, la vigencia de un texto basado, teóricamente, en los principios democráticos de la división y regulación de los tres poderes clásicos, y cómo la injerencia institucional del ejecutivo en el legislativo hace incompatible la práctica real con el cumplimiento formal de las leyes establecidas, siendo así la Constitución un mero apéndice ornamental de los gobiernos mayoritarios de turno y de los grupos de poder y lobbies asociados a los mismos. El temor de políticos e intelectuales a que una reforma profunda de la Constitución, en lo referente a la monarquía, p. ej., ponga en peligro la estabilidad y la democracia conseguidas, impide que se lleve a cabo lo que el autor considera que sería el presupuesto indispensable para la regeneración institucional, la convivencia y el respeto a las libertades democráticas.