En 1860 la Arundel Society de Londres publicó, bajo el título The Frescoes of Giotto, la serie de grabados realizados a partir de las obras que el artista florentino pintara en la capilla de la Arena de Padua sobre el año 1305. El libro, que ofrecemos hoy por primera vez en español, incluía una larga reflexión en forma de introducción sobre la relación del arte de Giotto con otras creaciones anteriores y posteriores, además de comentarios a cada una de las láminas, realizados por John Ruskin, socio fundador de la Sociedad y uno de los intelectuales más prestigiosos e influyentes de finales del siglo XIX y principios del XX. Como historiador y crítico de arte, fueron seguramente sus viajes a Italia y el conocimiento de los viejos maestros (Giotto, Cimbaue, Fra Angelico, Tintoretto), junto a la lectura profunda de Dante, los referentes esteticos que marcaron los años en los que escribió estas fascinantes glosas a los frescos inmortales de Padua, que, más allá del mero relato histórico, consiguen poner de manifiesto la extraordinaria osadía de las composiciones, fijándose en detalles aparentemente menores que sin embargo abren nuestra percepción a cuestiones ocultas, mucho más significativas que el mero relato secuencial.
Esta es la segunda novela con el joven Corto Maltés, imaginado en un momento anterior a las historias creadas por Hugo Pratt. Comienza en Sicilia y concluye en Camboya, en una atormentada travesía que le llevara por los puertos de las islas griegas, Venecia o Estambul hasta la isla prision de Poulo Condor, al sur de la China y las aguas del Mekong. Gran parte del fascinante mundo de Corto Maltes, que los libros de Marco Steiner describen con su espiritu mas genuino, se encuentra en el hecho de que Corto es contemporaneo de todos los mitos exoticos y las leyendas nacidas en la edad magica de la marineria europea. Transformaren escritura las imagenes de ese mundo diseñado por Hugo Pratt, tiene el merito de exaltar al maximo la atmosfera narrativa que crea el escenario para esos personajes.
"Nuestro autor escribió este relato para la que habría de ser su joven esposa, Effie Gray, en 1847, y lo publicó por vez primera en 1850, siendo esta su única incursión en la narrativa.
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"La lectura de estas páginas nos pone en contacto con la sacralidad del arte. Ante las piedras de Venecia, enfrentado a semejante exuberancia de belleza, Ruskin fue capaz de superar el síndr