José Cardona, El Persa (Valencia, 1943), es uno de los más conocidos y desconocidos cultivadores de eso que los que hemos estudiado griego clásico llamamos «ephemera»: es decir, ese vasto universo papelífero destinado a no durar más allá de un día donde se mezclan recortables, postales, láminas para colorear, cromos, carteles, folletos publicitarios, tarjetas de felicitación y un largo etcétera. Esta «imprenta efímera» es una golosina para los coleccionistas pero representa generalmente algo bien distinto para sus casi siempre anónimos creadores. Son muy pocos los que han hecho de la humilde hoja de papel su medio de expresión ideal, como El Persa, quien puso por título a una exposición de sus recortables «La dignidad de lo endeble». Cada una de sus creaciones al margen del encargo refleja de un modo eficaz y secreto el particular mundo poético de su autor, y se puede decir de ellas que serán inmortales por su mismo afán de intrascendencia. El Persa se divierte practicando el «autofolklore» —según la expresión de Machado— y persiguiendo la audiencia más universal, perfectamente representada por su grupo de amigos. De su imaginación han surgido las ideas más lúcidas y a la vez más delirantes, como demuestran sus investigaciones sobre la Pelota Postal Descascarillable, su invención de la Mascarilla Masticadora Bowerbräu o sus amenas disquisiciones sobre la naturaleza del tiempo, la joie de vivre y las motocicletas. En El Persa, ese desconocido se recogen trabajos que abarcan casi treinta años, realizados para su disfrute personal y editados a sus expensas o en publicaciones amigas. Otras invenciones se presentan por primera vez en un volumen que nos resistimos a llamar antología o antolojía o incluso hantología: porque nadie antologiza a desconocidos, y porque siempre tienen esos libros mucho de lo ya visto y ya sabido por todos. Con la ilusi&am
José Cardona incluye en este volumen tal cúmulo de referencias y datos sobre la actividad represiva del stalinismo, que es difícil entender cómo se ha podido mitificar una figura tan terrible y nefsta para el siglo XX y, lo que es más grave aún, cómo se ha podido utilizar como referencia y ejemplo para propuestas políticas hasta hace pocos años. Baste indicar que, durante la época stalinista, la oposición de izquierdas fue totalmente aniquilada; la colectivización forzosa impuesta por Stalin produjo (con independencia de una feroz hambruna y el desplazamiento de una gran parte de la población en condiciones miserables) diez millones de muertos.
A mediados de los años 70, un grupo de amigos se reunía todos los últimos viernes de cada mes en el altillo de un café de provincias, el «Imperial». Allí contaban historias propias y ajenas que un camarero, el señor Torres, todavía guardaba no hace muchos años en tres viejos cuadernos. José Cardona, El Persa, ha recuperado ese material para ofrecer seis relatos fantásticos, complementados con abundante documentación gráfica, que resumen las tertulias del «Imperial». La ficción se confunde con la realidad en estas narraciones donde alguien quiso meter el mar en una botella, un criminal dibuja en la cárcel sangrientas barajas para entretener a los presos y un jubilado se ve apresado en una casona ruinosa provista de un misterioso artilugio óptico. La imaginación se une al humor en una propuesta literaria tan original como sorprendente.