José Enrique Miguens (Buenos Aires, 1918-2011) realizó estudios de posgrado en Sociología en la Universidad de Harvard, donde colaboró con Talcott Parsons y Pitirim Sorokin. Fue profesor de Sociología durante quince años en la Universidad de Buenos Aires. También fue fundador y director de la carrera de Sociología en la Universidad Católica Argentina. En los Estados Unidos fue profesor visitante durante dos años en la Universidad de Notre Dame y luego en las Universidades de Connecticut, Carolina del Norte y Harvard. Autor de numerosos libros, entre los más recientes destacan Los neofascismos en la Argentina (1983), Honor militar, conciencia moral y violencia terrorista (1986), Política sin pueblo: Platón y la conspiración antidemocrática (1994) y Desafío a la política neoliberal: comunitarismo y democracia en Aristóteles (2001).
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José Enrique Miguens sigue paso a paso la línea de filiación conceptual de estos movimientos totalitarios, o modernistas-satanistas, desde que los autócratas del Imperio bizantino utilizaron el neoplatonismo con el membrete de cesaropapismo, hasta que a partir del Renacimiento empiezan a desfilar figuras tan representativas de la modernidad como Maquiavelo, Espinosa y Hegel. El autor se detiene sobre todo en Hegel, dada su pretension de encarnar el Espiritu Absoluto en su sistema y la influencia de ese sistema en religiones politicas posteriores, como el comunismo marxista y el nacional-socialismo hitleriano. Lo que Hegel representa en lo intelectual su coetaneo Napoleon lo va a representar en lo politico con su no menos megalomana pretension de llevar a su culminacion la historia gracias a una revolucion de la que se esperaba que transportase al mundo a la ansiada edad de oro a despecho del terror con que se habia iniciado tan prometedora operacion.
Este ensayo evidencia las bases ideológicas de movimientos totalitarios que han hecho de la política una forma de religión intramundana.José Enrique Miguens sigue paso a paso la línea de filiación conceptual de estos movimientos totalitarios, o modernistas-satanistas, desde que los autocratas del Imperio bizantino utilizaron el neoplatonismo con el membrete de cesaropapismo, hasta que a partir del Renacimiento empiezan a desfilar figuras tan representativas de la modernidad como Maquiavelo, Espinosa y Hegel. El autor se detiene sobre todo en Hegel, dada su pretension de encarnar el Espiritu Absoluto en su sistema y la influencia de ese sistema en religiones politicas posteriores, como el comunismo marxista y el nacional-socialismo hitleriano. Lo que Hegel representa en lo intelectual su coetaneo Napoleon lo va arepresentar en lo politico con su no menos megalomana pretension de llevar a su culminacion la historia gracias a una revolucion de la que se esperaba que transportase al mundo a la ansiada edad de oro a despecho del terror con que se habia iniciado tan prometedora operacion.