Había una vez un pajarillo muy travieso, que vivía con la única preocupación de pasarlo bien y de gastar bromas, una tras otra a todo el que se ponía por delante. Se había construido un nido en un roble muy alto, cercano a un bosque de pinos y a una fertil huerta donde facilmente podia encontrar comida todos los dias. Vivia solo, pues, joven como era, no queria crearse obligaciones que le impidiera vivir como el queria.
Tenemos demasiada facilidad para olvidar nuestras tradiciones y, por eso, en ocasiones repetimos los errores que de niños debimos aprender a no cometer con ayuda de los cuentos. Nuestro Príncipe Infans debe aprender de sus travesuras y encontrar sin apenas ayuda los valores a los que, en sus juegos, no prestaba atención. Familia, amistad, respeto, cariño... de todo esto encontrará el lector de la mano de Infans bajo la atenta mirada de Basilisa. Y todo, como debe suceder en un verdadero cuento, en medio de cierto suspense y de divertidas situaciones.
Zaragoza, principios del siglo XIX. Una humilde familia de agricultores lleva una vida cómoda, aunque sin excesos, en medio de una Europa convulsa y de una España en la que andan reñidas la política y la imperiosa necesidad de remediar las urgentes necesidades de todo tipo que sufre la población. En el hogar de Manuel e Hilaria no faltan alegrías, trabajo, ilusiones, preocupaciones, gritos, juegos, sorpresas e hijos, muchos hijos. Aunque con ciertas penurias, todo se va remediando en esta modesta familia, como en tantas otras, hasta que la invasión de los franceses en 1808convierte a todos sus miembros en soldados, enfermeros, defensores improvisados de una ciudad que está totalmente resuelta a decidir su futuro. Un futuro que no es otro que su libertad y su independencia. A lo largo de esta novela histórica, iremos viendo cómo todo va cambiando. Las plazas dejarán de ser lugar de encuentro, las calles no servirán para ir de un sitio a otro, las iglesias no podrán ofrecer refugio a nadie… Todo, hasta las casas con sus cocinas y alcobas, se convertirá en un sangriento campo de batalla y el ambiente familiar y amigable del principio desaparecerá y dará paso a un escenario cargado de todo tipo de penalidades. Realista, muy bien ambientada y documentada, esta novela no puede dejar indiferente a nadie por la cantidad de sentimientos que se van desgranando a lo largo de una páginas en las que se entremezclan los personajes reales con los ficticios, creando un perfecto cuadro costumbrista de la época de los Sitios de Zaragoza. Toda Zaragoza se vistió de luto, cada cual con distinto números de capas.