Juan Andrés Buedo García, es consultor político, investigador social, community manager, information retrieval y geógrafo. Ha sido funcionario del Cuerpo Superior de Técnicos de la Administración de la Seguridad Social, Profesor de la UCLM, Profesor-Tutor de la UNED y Profesor Invitado de varias Universidades españolas hasta jubilarse en el año 2015.
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La pandemia del Coronavirus se ha convertido en la mayor crisis que ha vivido el mundo desde la Segunda Guerra Mundial. Todo el hábitat humano, en sentido amplio, se ha visto afectado. La economía se ha paralizado y el modelo de globalizacion que prevalecia hasta los instantes de su nacimiento y expansion ha derivado en muchos recelos e intranquilidades. En el plano politico, el Coronavirus ha puesto a prueba a las organizaciones internacionales y ha abierto la puerta a una nueva configuracion del orden mundial en la que la tecnologia y el Estado van a jugar un papel importante. Tras la crisis el mundo va a escribirse con otras reglas, porque ya no se trata como en la crisis de 2008 del difuso concepto de hipotecas toxicas troceadas y vendidas en complejos productos financieros. Es el cierre del bar de la esquina, el centro comercial del barrio, la paralizacion de la movilidad urbana, son un acre sentimiento de desubicacion en el desconcierto. La clase media esta abocada al nocivo declive de comunidades enteras. En esta prolongada depresion emocional y material, vivida como un extrañamiento forzoso ya antes del confinamiento, posee unos efectos sociales, politicos, sanitarios, culturales y ecologicos, debidamente evaluados en esta monografia, que, en nueve capitulos, dictamina el futuro que ha de venir tras esta serie de problemas.
La sociedad como ámbito de peligro e inseguridad, de sospecha global, ha desalojado a la comunidad como ámbito de cercanía, relaciones contractuales societarias, "frías" e impersonales, han desplazado a las relaciones "cálidas", familiares o más personales. El mundo actual-no sólo en el occidental- está dominado por la impersonal y capitalizada cultura tecnológica y de consumo de masas: la solidaridad tiene pocas posibilidades de brotar y echar raíces. Las relaciones destacan sobre todo por su fragilidad y superficialidad. Se ha propagado gradualmente un nuevo individualismo, en el que el debilitamiento de los vínculos humanos y el languidecimiento de la solidaridad son consecuencia de impulsar una Globalización negativa unilateral. Frente a eses modelo el nuevo orden global, como sugiere la profesora Saskia Sassen, no debe desvincularse de lo local. Muy al contrario, lo global se visualiza en realidades locales, y el necesario cambio social de Cuenca debe emplazar aquí su sólido encaramiento...