El detective es mito, icono fílmico-literario. Pero la realidad supera al personaje. Su molde anglosajón no encaja en una España donde la verdad cuesta admitirla o es escurridiza. Autoridades y poderosos consideran incomodo al investigador privado. Al sabueso lo ato el franquismo, lo respeto la transicion y lo alojaron, PSOE y PP, en una Ley de Seguridad Privada por razones de urgencia robandole su singularidad. Justificaron el acoso, control y ninguneo del detective con una macro-redada (Operacion Pitiusa) y destaparon el espionaje de Metodo 3 entre 2012 y 2013.
El investigador privado parece un personaje de ficción, creado por los escritores de novela negra. Sin embargo, el autor de este libro nos demuestra que existe, porque él es un detective de verdad, de carne y hueso, que se dedica a resolver enigmas reales y a buscar respuestas a los casos más peliagudos, siguiendo una máxima indiscutible: todo tiene una explicación lógica, sólo hay que encontrarla.Éste es el primer manual de detectives escrito por alguien que se dedica a las profesión y la ejerce en España. Juan-Carlos Arias nos abre un mundo fascinante en el que nos describe, de forma práctica y amena, cuáles son los pasos a seguir para llegar a ser un profesional de la investigación privada en este país; cuáles son las herramientas y los trucos de los que se vale el oficio; y qué hay que hacer, en definitiva, ante las variopintas situaciones que se dan en el curso de cualquier pesquisa. Además nos cuenta, como si de una novela se tratase, de forma creíble y emocionante, numerosos casos reales en los que él se ha visto envuelto y a los que ha dado solución: robos imposibles, aseguradoras estafadas, enfermos imaginarios, infamias tramadas, accidentes que nunca existieron, amantes despechados… En todos ellos, ha conseguido que la verdad salga a la luz, demostrando que, casi siempre, la realidad supera con creces a la ficción.Además, la obra desvela tres historias exclusivas: las andanzas de los detectives de la Agencia Pinkerton a principios del siglo XX por España; la crónica del caso Torreblanca, cuando tres jesuitas fueron detenidos por el asesinato de un menor en la Sevilla de 1984; y toda la verdad del caso Alhambra vs. Heineken, que enfrentó a estas cerveceras por un teórico asunto de espionaje industrial y allanamiento.
En un oscuro rincón del mundo del arte, oculto tras la majestuosidad de las pinturas más famosas, se tejió una trama epica que desafiaría los límites de la creatividad y la astucia humana. En 1960, una denuncia por una estafa aparentemente insignificante desencadeno una revelacion que dejaria al descubierto un entramado de plagios perfectos de los maestros consagrados: Velazquez, Zurbaran, El Greco, Mengs, Picasso, Ribera y muchos mas.Todo comenzo con un falso bodegon de Velazquez que una condesa afirmaba haber comprado y que resulto ser una completa farsa. Tras la denuncia, la verdad salio a la luz: este cuadro en cuestion estaba ubicado en el Palacio del Pardo y fue "recomprado" por Carmen Polo, la esposa de Franco, como si fuera una ganga. Sin embargo, un valiente y experto policia en arte, quien tambien resulta ser el padre del autor de esta historia, desentraño meticulosamente esta sofisticada red de engaños que se hacia llamar "Escuela sevillana" del siglo XX. Detras de este plan maquiavelico se encontraban dos picaros gays: Eduardo Olaya, un genio de la copia de pinturas, y Andres Moro, un anticuario avaro. En Madrid, Virginia Guitian se convertia en el anzuelo perfecto para atraer a los compradores incautos. Mientras tanto, J.A. LLardent, A. Egea, Stanley Moss y Herbe