Juan Ginés de Sepúlveda (1490-1573) estudió Artes en la Universidad de Alcalá de Henares, Teología en Sigüenza y, desde 1515, fue becario del Colegio de San Clemente de Bolonia, donde se doctora en 1523. Su labor como traductor de Aristóteles le va a proporcionar fama y apoyos importantes durante su etapa italiana (1515-1536), que culmina con su contratación como cronista por el emperador Carlos V. Su voluminosa obra como historiador (Historia de los hechos del cardenal Gil de Albornoz, Historia de Carlos V, Historia de Felipe II, Historia del Nuevo Mundo) y sus interesantes diálogos y tratados (Gonzalo, diálogo sobre la apetencia de gloria; Sobre el destino y el libre albedrío; Exhortación a la guerra contra los turcos; Demócrates primero, etc.), se verán oscurecidos por su polémica con el dominico Las Casas y su participación en la Junta de Valladolid (1550-1551), que marcarán para siempre no sólo el destino de sus obras sobre la conquista del Nuevo Mundo (Demócrates segundo; Apología), sino su propia figura.
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El Diálogo llamado Demócrates fue publicado por primera vez en latín en Roma (1535). Esta edición reproduce la traducción sevillana de Antonio Barba (1541), que fue revisada por su autor, el cordobés Juan Gines de Sepulveda. En ella aparecen tres personajes: el aleman criptoluterano Leopoldo, el soldado español Alonso de Guevara y el sabio griego Democrates, del que se sirve el autor para exponer una concepcion de la politica, de la sociedad, de la religion y de la guerra distante tanto del humanismo evangelico de Erasmo como del realismo irreligioso de Maquiavelo. Del primero le separa su defensa de la guerra y de los valores inherentes a esta: la magnanimidad y la busqueda del honor, la gloria y la fama; del segundo, condena su concepcion amoral de la accion politica y del cristianismo como una religion que hace debiles a los hombres. Estas coordenadas delimitan la reivindicacion por Sepulveda de la vida activa y de la participacion del ciudadano en cuanto es propio del mundo: desde la guerra al gobierno de los asuntos publicos, desde la busqueda de la riqueza y honores hasta el amor a las letras, pero todo ello sin descuidar el vinculo con la religion, un patriotismo que eleva a los españoles a maximos protagonistas de la historia del momento y la admiracion por una antiguedad clasica de donde surgen los modelos de vida y obra que todo hombre valioso debe imitar.