Desde 1983 he colaborado de forma continuada con diversas organizaciones sanitarias. Desde el comienzo, me llamó la atención el hecho de que los marcos de referencia y definiciones de la situación que utilizaban los actores en la cotidianeidad organizacional, no se correspondian con la realidad que yo mismo percibia. Este desajuste se reproducia tambien en el caso de los sistemas conceptuales propios de las disciplinas especializadas en el sistema sanitario, como la salud publica y la administracion sanitaria. Las categorias de estas no contribuian a hacer inteligible la realidad. La teoria mostraba una fragilidad patente ante una situacion caracterizada por su complejidad. Desde mi posicion de colaborador con directivos sanitarios que impulsaban la reforma de los años ochenta, podia observar como se construia una mirada restrictiva sobre la vida de la organizacion, que relegaba a la condicion de organizacion informal, a todas las actividades que no se encontraban prescritas y controladas por la direccion. Se evidenciaba que se entendia la organizacion en terminos demasiado egocentricos. La profesionalizacion de los directivos, implica la asuncion de un conjunto de teorias y disciplinas que modelan su mirada sobre el medio en que se encuentran ubicados. La pertenencia a una organizacion implica una socializacion rigurosa, de la que resulta la adquisicion de una disposicion cognitiva que estructura la percepcion de forma palpable. Las profesiones del sistema sanitario son propensas a adoptar de forma rigida los paradigmas dominantes.