A veces pienso leyéndole a Vd. que el hecho desdichado de su lejanía de España ha sido un bien para España, porque él le ha regalado a su lengua y a su literatura la obra que Vd. no hubiera existido. Cruel juicio ¿verdad? El enriquecimiento que la poesia española le debe a Vd. es de los mas evidentes, y Vd. aporta, con conmovedora belleza, con completa personalidad, una posicion espiritual que suena en nuestra poesia con eminencia y con novedad, con un latido que es indispensable percibir para el conocimiento completo del hombre español. Que enormemente representativa es su poesia de Vd. y cuanto ensancha Vd. el ambito de la poesia española, a la que añade Vd. una provincia entera, y se pueden contar con los dedos los que tal han hecho en la historia de nuestra lirica (Vicente de Aleixandre, fragmento de carta dirigida a Juan Jose Domenchina el 13 de marzo de 1950).
El caso del madrileño Juan José Domenchina (1898-1959) es uno de esos enigmáticos vacíos de nuestra historia literaria reciente, porque perteneciendo por edad, aficiones, relaciones y avatares políticos y vitales al grupo de poetas conocido como Generación del 27, a quienes acompañó, más o menos de cerca, en su trayectoria estética y editorial -creación, crítica, antologías, epistolario-, hubo de sufrir un extraño y casi unánime silenciamiento que no han conseguido romper ni las escasas reedicicones parciales de su obra aparecidas en los últimos tiempos, ni los también escasos estudios. Es posible que en tal fenómeno haya diversas causas, intrínsecas y extrínsecas, aún por dilucidar y evaluar. La presente edición de la Obra poética completa de J. J. Domenchina reúne por vez primera los materiales imprscindibles para la justa apreciación del significado de esta poesía en el marco contemporáneo. Desde sus comienzos a la sombra de los tardomodernistas (Juan Ramón Jiménez, Pérez de Ayala, Díez-Canedo), Domenchina exploró los más diversos registros, trazando un sinuoso camino a través de las corrientes estéticas de los años veinte y treinta. El drama de la guerra civil española y sus secuelas concluirían esta búsqueda del poeta, que encuentra en el exilio mexicano, a su pesar, sus formas y tema definitivos. (De la edición de Amelia de Paz)
Prólogo y compilación de Amelia de Paz. Entre las lindezas que se deben a Gerardo Rivera, el sosias periodístico de Domenchina, está el anticipado epitafio que espetó a Baroja en 1934: 'Pío Baroj