No progresa, sucede, es nuestra historia, todo lo que tenemos a la mano. La gran fotografía en que la luz se para y adquiere dimensiones imprevistas y queda en una opción, seleccionando sólo algunas cosas de aquel conjunto que antes era todo. Ese es el testamento que condena a la voz del presente a ser silencio y silenciar cualquiera otra propuesta. ¡Como si aquello hubiese sido siempre! ¡Como si siempre hubiese sido esto! La gran fotografia que se estira hacia atras y hacia adelante al mismo tiempo, en busca de volumen. Esa tension que esta viva en la foto y no es la foto, pero es mas que la foto y su momento, es vida igual que otra vida cualquiera. El tiempo sin el caos es un invento propio del ansia desmedida de poder que distorsiona todo, es esa historia que nos venden en tarros -la que es nuestra porque en las etiquetas lo han dejado claro-, la han liofilizado a su manera, la han separado de su propio lio, y nos la muestran tal como ellos quieren. La historia no son fotos ni dibujos, son personas viviendo entre personas. Somos nosotros, mas exactamente. Lo que no nos ayuda a ser nosotros no es historia sino tejemaneje. Agustin, Manolo y Benito saben bastante de estas cosas y, a su manera, intentan explicarse. En este primer libro es Agustin quien hace de protagonista. En adelante espero que Manolo y Benito sean capaces de exponer sus distintos puntos de vista sobre estos temas de los que ahora habla Agustin, pero que les atañen a los tres.