Hablar de reconciliación en nuestro contexto actual resulta delicado y arriesgado. Es curioso observar que, mientras en otros países los expertos utilizan esta palabra con naturalidad y libertad, aqui es preciso adobar el concepto que ella encierra con una expresion mas "eufemistica": convivencia pacifica.El contenido evocado por la palabra "reconciliacion" suscita en muchos ciudadanos una reaccion negativa todavia muy apasionada. Las heridas del pasado reciente estan aun en carne viva. Las posiciones ante este pasado son muy distantes y candentes. Las victimas, muy numerosas. ¿Sera todavia prematuro abordar el tema de la reconciliacion?Este libro nace con la conviccion de que es preciso hablar ya ahora, con serena sensibilidad y con la maxima objetividad posible, de la reconciliacion.El mensaje cristiano de la reconciliacion es un servicio de primera magnitud que la Iglesia esta obligada a prestar a nuestra sociedad. No debe omitirlo ni descafeinarlo por temor a reacciones disconformes e interpretaciones sesgadas, incluso agresivas.En mi exposicion he intentado atenerme al pensamiento social cristiano y aplicarlo [?] a nuestra situacion, necesitada de reconciliacion. No pretendo, con todo, imprimir a mis palabras una autoridad eclesial que no tienen. Soy un obispo jubilado que no preside pastoralmente ninguna Iglesia local. Cuanto afirmo en este escrito, lo sostengo a titulo particular. Pero el tema de la paz y la reconciliacion me ha ocupado y preocupado durante mi ministerio al frente de las diocesis y me ha obligado a reflexionar, incluso posteriormente. La esperanza de que estas reflexiones puedan ser utiles y contribuyan, siquiera modestamente, a la reconciliacion efectiva es el unico motivo que me ha inducido a escribirlas y publicarlas.JUAN MARIA URIARTE nacio en Fruniz, Vizcaya, en 1933 y fue ordenado sacerdote en 1957. Licenciado en Teologia por la Universidad Pontificia Comillas y en Psicologia por la Universidad de Lovaina, obtuvo la Diplomatura en Psicologia religiosa por el Instituto AMAR de Paris. Nombrado Obispo Auxiliar de Bilbao en 1976, Obispo de Zamora en 1991 y Obispo de San Sebastian en 2000, estuvo al frente de esta diocesis hasta 2010. En la Conferencia Episcopal Española (CEE) ha sido miembro de la Comision Episcopal de Seminarios y Universidades (1978-1990) y de la Comision Episcopal del Clero (1990-1993), de la que fue Presidente de 1993 a 1999. Pertenecio a la Comision Permanente de la CEE (1993-2005) y fue miembro de su Comite Ejecutivo de 1999 a 2005.