Juan Pedro Aparicio Fernández

La mitad del diablo constituye un excelente ejemplo de una literatura que podríamos llamar cuántica, según nos propone su autor, al presentarse sus elementos narrativos en forma de partículas brevísimas que obedecen a una mecanica de cadencia menguante basada en los principios de la elipsis, la riqueza de invencion y el humor. Desde su mismo excelente titulo, sugeridor de una posible esencia del propio microrrelato, nos hallamos ante la presencia del maligno y sus efectos, ante multiples situaciones, mundos y pareceres, donde un bombero se enamora de la chica que rescata, un hombre recupera de improviso a todos los perros que ha tenido en su vida o unos novios se suicidan el dia de su boda...

Diávolo es diablo en italiano. Un diábolo es asimismo un juguete que tiene la forma de dos conos unidos por su parte más estrecha. Juan Pedro Aparicio publicó en esta misma colección un libro titulado La mitad del diablo. Este libro es su complemento. Entre los dos forman un diabolo. Aquel corresponderia a la mitad izquierda; este, a la derecha. Aquel iba de mas a menos, pues empezaba por el relato mas extenso para concluir en el mas diminuto; este va del cuento de apenas una linea al de poco mas de un pagina.Ahora el Maligno es carne de nuestra carne; establece pactos, se enamora, escribe novelas, viaja, se burla y es burlado, y cuando, como amante, engaña o, como escritor, rinde su pluma, lo hace provocando en el lector una ironica sonrisa.

Libro en formato de lujo con las mejores fotografías de León capital. De la mano del escritor Juan Pedro Aparicio, este libro constituye un apasionante recorrido por los principales acontecimientos historicos de la capital, su patrimonio artistico y monumentos mas relevantes, los diferentes barrios, su relacion con la literatura en cuanto cuna de grandes escritores, sus eventos culturales mas señalados, sus fiestas y la riqueza de su gastronomia. Contiene mas de 250 fotos, tanto del Leon historico como de las intervenciones y edificios mas modernos, y 12 fotografias aereas que nos proporcionan una imagen inedita de la ciudad.

Escrita con la ironía de la mejor tradición cervantina, La Gran Bruma es, a la vez que una historia de enigmas y amores, una denuncia de los usos y abusos de una cierta clase política y social. Por segunda vez en su carrera, el inspector Malo, separado dramáticamente de su mujer, se encuentra frente a lo que los más veteranos llaman la Gran Bruma, esa zona de sombra que todo policía con sentido común debe saber evitar para no abrasarse. Por este territorio intocable y prohibido circulaba buena parte de la alta policía, la alta finanza, la alta ambición..., todo lo que estaba anudado al poder con mayúscula que no tenía fronteras y que no se alteraba a pesar de los cambios que trajeron las elecciones democráticas.

Las primeras páginas de este libro salieron en forma de cuento cuando el General Franco todavía no había enfermado de gravedad. Yo tenía escritos tres o cuatro cuentos más relacionados con el ente de ficción Salvador de la Patria, y me descubrí envuelto en una atmósfera que tenía el sello fuerte y personal de un mundo de novela. Fue cuando me animé a escribir esos diálogos sobre el más allá por los que el Caudillo conduce al primado mientras le prepara una sinuosa celada. Enseguida enfermó el caudillo y fue sometido a aquella cruel, por larga, agonía que seguimos los españoles entre el miedo, la piedad y la ilusión. Es evidente que tan angustiosa experiencia dejó huella profunda en estas páginas.

Durante años miles de viajeros subieron a un viejo tren de vía estrecha para recorrer el mismo camino entre Bilbao y León que hicieran a la inversa los vagones de carbón que alimentaban los hornos de la siderurgia vizcaína. Pero un día, el escritor Juan Pedro Aparicio emprendió ese mismo viaje y la Literatura cambió para siempre el destino del hullero. A partir de entonces, ese tren adoptó un nuevo nombre, El Transcantábrico, y protagonizó un libro de viajes que se ha convertido en un clásico. La poderosa escritura de Aparicio ensanchó la estrecha vía de aquel itinerario y convirtió al maltrecho hullero en un dragón de hierro pegado a un paisaje que cobra dimensiones fantásticas al paso por las provincias de Vizcaya, Santander, Burgos, Palencia y León. Ésta es la experiencia de un viaje en tren, pero también la historia del propio tren, la de los que lo conducen, los que lo usan y la de los territorios que atraviesa, con su pasado, su patrimonio artístico y natural, sus fantasmas… Es la prueba de cómo un modesto tren sirve para construir una obra gigante. Las cien acuarelas a color que José S.- Carralero y Maribel Fraguas pintaron, siguiendo fielmente el texto de Aparicio, sirven de privilegiada ventanilla abierta a una de las aventuras más satisfactorias que pueda disfrutar cualquier lector.

Cuando a finales de la década de los setenta el Suplemento Cultural del diario Pueblo contó entre sus colaboradores habituales con Sabino Ordás, la figura de este intelectual, recién regresado de los Estados Unidos, originó cierta expectación en los ambientes literarios del momento, hasta el punto de que muy pronto comenzaron a recibirse en su retiro leonés de Ardón visitas de gentes empeñadas en establecer contacto personal con el maestro que tras la guerra civil había vivido un largo exilio, profesando en diversas universidades americanas. Juan Pedro Aparicio, Luis Mateo Díez y José María Merino, con el deseo de evitar lo que alguien podría tomar por broma de mal gusto, se vieron obligados a lanzar algún que otro aviso sobre la verdadera filiación del personaje, un apócrifo casi tan verdadero como sus autores.

Diávolo es diablo en italiano. Un diábolo es asimismo un juguete que tiene la forma de dos conos unidos por su parte más estrecha. Juan Pedro Aparicio publicó en esta misma colección un libro titulado La mitad del diablo. Este libro es su complemento. Entre los dos forman un diabolo. Aquel corresponderia a la mitad izquierda; este, a la derecha. Aquel iba de mas a menos, pues empezaba por el relato mas extenso para concluir en el mas diminuto; este va del cuento de apenas una linea al de poco mas de un pagina. Ahora el Maligno es carne de nuestra carne; establece pactos, se enamora, escribe novelas, viaja, se burla y es burlado, y cuando, como amante, engaña o, como escritor, rinde su pluma, lo hace provocando en el lector una ironica sonrisa.

Ésta es una novela sobre la condición femenina. Adrián, escritor nacido en Lot, evoca la vida de su madre muerta muentra se suceden los funerales y el entierro.

La mitad del diablo constituye un excelente ejemplo de una literatura que podríamos llamar cuántica, según nos propone su autor, al presentarse sus elementos narrativos en forma de partículas brevísimas que obedecen a una mecanica de cadencia menguante basada en los principios de la elipsis, la riqueza de invencion y el humor. Desde su mismo excelente titulo, sugeridor de una posible esencia del propio microrrelato, nos hallamos ante la presencia del maligno y sus efectos, ante multiples situaciones, mundos y pareceres, donde un bombero se enamora de la chica que rescata, un hombre recupera de improviso a todos los perros que ha tenido en su vida o unos novios se suicidan el dia de su boda...De Juan Pedro Aparicio y su narrativa breve se ha escrito: saca unas veces ingenio, otras poesia, otras ironia de donde parecia imposible extraer nada nuevo, Jose Maria Pozuelo Ivancos; una unidad de conjunto que es propia de los buenos cuentistas ya que los cuentos como los poemas, dificilmente se conciben como algo aislado, Juan Antonio Masoliver Rodenas; cuentos escritos con una eficaz prosa narrativa, planificados con precision pero desarrollados con el instinto del buen contador de historias, Santos Sanz Villanueva; una de las plumas mas agiles de la narrativa española y una de las imaginaciones mas fertiles y atractivas, Jose Enrique Martinez.

Este título incluye los siguientes cuentos: Aparicio, J. P. Holderoni, el italiano Aparicio, J. P. El gran Buitrago Mateo Díez, L. Maestro Panicha Merino, J. Ma. La prima Rosa M