Materiales avalados por la sustanciosa experiencia del autor que pueden servir de ayuda tanto para quienes deseen hacer Ejercicios Espirituales de ocho (o diez días), como para quienes los dan. Son, en todo caso, materiales para poder seguir el método y el itinerario señalados en el texto ignaciano, y no jugosas reflexiones para un retiro espiritual.
Estas homilías, que se desgranarán al ritmo de san Lucas en cuyo evangelio se centra este ciclo litúrgico, pretenden ayudar a recibir «la gracia de ponerse a caminar» tras las huellas de Jesús. El simbolismo de Jesús como «camino» está muy presente en la obra de Lucas. Jesús es el «camino hacia el Padre», pero también el que acompaña. Para Lucas se es cristiano cuando se hace el camino de Jesús, y además, se hace con Él. Por eso necesitamos escuchar su Palabra, que nos instruye y alienta, porque ese camino no es fácil; a veces, es "como recordaba san Ignacio" «corto, ancho, llano»; pero con frecuencia es «largo, estrecho, empinado». Por eso para no desanimarnos necesitamos caminar con Él "nunca solos", muy de cerca, para ir captando y asumiendo su estilo de vida.
La Palabra de Dios, si nos la dejamos decir, nos va entrando casi de puntillas. Como dice San Ignacio en los Ejercicios Espirituales, habrá momentos en que su llegada nos resultará estrepitosa "como gota de agua que cae en la roca", porque necesitaremos, en esa hora, que nos sobresalte y nos golpee; pero normalmente nos ira calando en silencio, como musitandonos por donde quiere guiarnos" como lluvia que empapa la tierra".
Estas homilías fueron pensadas y escritas para ser pronunciadas en el contexto de la Eucaristía. Y la Eucaristía hace la Iglesia y la Iglesia hace la Eucaristía. Es en la Eucaristía y en la Iglesia donde compartimos el Pan y la Palabra y donde aprendemos, a continuacion, a compartir los panes y las palabras en la calle.