Sebastián estaba decidido a explorar y experimentar la parte oscura y desconocida de su personalidad, lo que se ocultaba en las profundidades de su ser. Confiaba que se le abrirían mundos espirituales nuevos e inexplorados... Las noticias sobre los peligros de los viajes astrales —los vuelos hacia las desconocidas esferas espirituales, la propia y las extrañas—ya no podían retenerle. Se daba ánimos y pensaba: "Yo mismo descubriré lo que hay de verdad en las descripciones de otros mundos y qué aspecto pueden tener". Y sintió surgir en él una ola de confianza y seguridad. Habiendo alcanzado el punto de la calma absoluta, volvió a abrir su corazón a todo lo que pudiera llegarle, y se dejó caer...