La persona, en su aspecto individual y formando parte del grupo básico de la sociedad, que es la familia, es la protagonista esencial del Derecho. La vertiginosa evolución de los hábitos sociales mantiene a persona y familia en el centro neurálgico de un cambio permanente que, complicado por las nuevas tecnologías, altera incesantemente las formas de vivir. La modificación de los estímulos vitales, las innovaciones y reformas en materia religiosa y la reafirmación de los principios universales de derechos han revolucionado el mundo jurídico alrededor del hombre. Sus grupos -las familias- precisan una nueva definición y un marco legal diferente. La colisión entre lo público y lo privado produce una eclosión de los sistemas. A todo ello, deben añadirse dos factores revolucionarios: la proliferación normativa y la enorme judicialización de los conflictos. Al primero se une su condición efímera y al segundo la inseguridad en sus resultados. Dentro del marco cada vez más necesario de la especialización y como contribución a la necesaria información de los agentes jurídicos, aparece este Tratado en el que se ha cristalizado la dilatada y profunda experiencia en estos campos de su autor.
Esta obra tiene como marco general las relaciones exteriores de la Unión Europea, campo minado de problemas jurídicos y, por tanto, muy adecuado para realizar sobre él investigaciones desde el mundo del Derecho. La autora ha realizado un solvente análisis del régimen jurídico del comercio de productos agrícolas entre la Comunidad y el Reino de Marruecos, tanto en su fase ascendente (formación) como en la descendente (ejecución), ámbito este último menos tratado y que ha requerido un trabajo de campo, no sólo de biblioteca: El tema del libro se desmarca claramente del ámbito etéreo y especulativo en que aviesa y perezosamente muchos siguen ubicando los estudios internacionales. El carácter pragmático, incluso desde una perspectiva localista, del tema es evidente, así como la implicación y preocupación de la Ilamada sociedad civil en el mismo. Además, en él se dan cita intereses propios y, en apariencia, ajenos, de suerte que no es tarea fácil encontrar cuál es la posición «progresista» al respecto.