10+10+10= 1.000 En tiempos en que las grandes organizaciones intentan aplicar simultáneamente múltiples iniciativas y programas de cambio. Ideas rompedoras nos dice que contrariamente a lo que se supone: que grandes cambios requieren grandes soluciones, todo lo que se necesita es aplicar un conjunto de pequeñas reglas que creen grandes impactos: Con 10 estructuras, 10 procesos y 10 comportamientos se conseguirán cambios mil veces más importantes. Esta combinación explosiva traerá cambios rápidos y exponenciales. Este poder multiplicador exponencial es lo que se necesita para realizar eficazmente cualquier transformación en una empresa u organización.
De niños, viejos y enamorados, de Leandro Herrero. Los protagonistas de este minilibro de minicuentos nacen, se enamoran -o eso quieren creer- y, ya caducos, mueren. Aunque puede que ocurra al revés. Quizá primero desmueran, luego se desenamoren y, finalmente, desnazcan. Lo mismo da. El orden de los factores de sus minividas nunca alterará el producto: nada. Estos personajes no son nada. Microespacios-Entretiempos, de Twiggy Hirota. Constituye un pequeño rincón que se ha ido formando a pinceladas, retazos y fragmentos de una vida desordenada que intenta encontrar una razón de ser en la crítica de un mundo atroz, incomprensible y absurdo. Es en la palabra y en la mirada microscópica donde la autora se siente más cómoda. El impostor, de Mateo de Paz. Vivimos en un mundo de mentiras, fracasos y contrariedades. Las macronarraciones que han formado parte del acervo común, fundamentalmente la Biblia, ya no sirven para dar cuenta de los fragmentos de la realidad del mundo. El fracaso de los personajes es en realidad una forma de felicidad, una impostura, una mentira vital que sustituye al referente original, no siempre verdadero.
(Últimos momentos del Emperador Carlos V). Que a la resolución de andicar y de retirarse del mundo se asociaran desengaños crueles, pudo muy bien suceder, porque los desengaños son la moneda falsa de la Humanidad, que siempre corre en los mercados de la vida, y cuanto más alto el hombre, cuando más poderoso, más accesible es a experimentarlos, por su mejor disposición a sembrar beneficios, y es probado que el que los siembra cosecha en abundancia desengaños.