Occidente siente una singular y doble pasión por la crueldad. Frente a Jesús crucificado llora dos mil años y la rechaza; frente a los padeceres de quienes el atormentado en la cruz condena al tormento, la comprende, justicia y alienta. La crueldad es injusta cuando la sufre Jesus unas horas y justo castigo cuando anuncia que millones la sufriran eternamente. Este doble concepto de justicia forma parte de nuestra cultura. Sobre un fondo de virgenes, angeles y aplomas, los artistas cristianos pintaron el dolor lamentado: corazones sangrantes, coronas de espinas, la cabeza del Bautista y crucifijos, innumerables crucifijos que nos rodean adornando cementerios, comisarias, colectivos y cuarteles.Los mismos pinceles -Fra Angelico, Giotto, Miguel Angel- pusieron su destreza al servicio de la intimidacion religiosa pintando la crueldad justa, el merecido castigo a paganos e impios: diluvio, Sodoma, primogenitos egipcios, Jerico, Apocalipsis, Juicios Finales, infiernos.Creyentes e incredulos coinciden en no cuestionar eticamente esas obras. Los creyentes, porque la tortura forma parte de su etica. Los incredulos, porque adictos a la estetica no miran la etica: si el cuadro esta bien pintado no importa que exalte un crimen.Palabras e imagenes de este libro reflejan ese aspecto de nuestra cultura.
Ineludible y polémica, la obra artística de León Ferrari es uno de los más contundentes ejemplos de radicalización de la relación entre vanguardia estética y vanguardia política, entre ética y estética. Desde 1965, cuando escribe su primera carta publica en respuesta a una critico que censuraba sus obras de contenido ideologico expuestas en el Instituto Torcuato Di Tella, el artista interviene con sus textos en diversos debates. Si en los primeros años sus escritos se centraron en la controversia sobre arte y politica, sobre las instituciones artisticas y los limites del arte, desde 1986 apuntan, en particular, a la intolerancia de Occidente y su religion. Testimonios verbales asociados con la actividad plastica, estos escritos evidencian la complicidad de la cultura occidental con la violencia y los castigos que describen los libros sagrados; abordan la discriminacion de los homosexuales y de las mujeres en la Biblia, asi como el antisemitismo del cristianismo.