En este intenso diálogo con la obra de Pascal, Pareyson expresa bajo la perspectiva de una interpretación comprometida, personal y fiel, la paradójica coincidencia de grandeza y miseria que marca la antropologia pasealiana como una meditacion realizada sobre los pilares de la paradoja y de la apuesta, en un estilo exquisitamente existencial: "la condicion del hombre es la de ser y no ser al mismo tiempo. Ya no se trata solamente de que el hombre este preso entre el maximo y el minimo en la naturaleza, entre lo infinitamente grande y lo infinitamente pequeño, entre el todo y la nada, sino, principalmente, de que es a la vez grande y miserable. Lo mismo que un soberano privado de su poder, el hombre conserva, en su miseria presente, los signos de su antigua grandeza, los que por un lado aumentan su actual miseria, pero por el otro lo destinan a una recuperacion definitiva de su originaria grandeza". "Pero esto, a su vez, es debido a aquella inseparable co-presencia de grandeza y miseria, que hace del hombre un "monstruo incomprensible un ser "inconcebible una "quimera "una novedad, un monstruo, un caos, un sujeto de contradiccion, un prodigio", un ser "doble" y ambiguo, una "paradoja para si mismo expuesto al mismo tiempo a la "exaltacion" y a la "depresion" hasta el punto de que para medir su grandeza es necesario humillarlo, y para medir su miseria es menester exaltarlo; expuesto a la mas "desmesurada presuncion" y al mas "horrible abatimiento" y capaz de aquellas "mutaciones improvisadas" que van de un extremo al otro, y que solamente con el movimiento opuesto logran rectificarse. Se trata de una naturaleza "grande e incomparable" si se considera su fin, y "abyecta y vil" si se considera su condicion; un ser capaz de las mas estridentes contradicciones, porque es, al mismo tiempo, "juez de todas las cosas, indefenso gusano, depositario de la verdad, cloaca de incertidumbre y de error, gloria y desecho del universo". (Pareyson, La etica de Pasca).
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