Luis Cencillo

Esta obra nada tiene que ver con los diccionarios de sueños al uso, donde los significados suelen ser únicos para cada imagen onírica, y en los que no se tiene en cuenta (en el caso de los oniremas) lo que sucede con las palabras de un vocabulario, las cuales reciben su significado al contextualizarse y asociarse con otras palabras, nunca desde sí mismas o desde su propia grafía.

"La terapia dinámica, tan ágilmente como empezó en el siglo XX, parece que se ha convertido en un modelo conservador y anquilosado. Solamente se fía en lo sexual para dar un toque modernista, pero no se va a más. A los dos años de haber tratado a mi primer paciente, palpé que cada persona exigía su modo de tratamiento y cada terapeuta su modo de tratar. Entonces, cuando di con las claves de la personalidad del paciente y con mis claves de expresión, es cuando empezó a funcionar el método. Después de más de treinta años de práctica del método, con muy distintos tipos de personalidad y de perturbaciones, y habiendo pasado también por una serie de edades personales que han ido, más que haciendo madurar, haciendo variar la manera de percibir maduramente la realidad humana, me he creído con el deber de dar al público un resumen de mi experiencia existencial como terapeuta. En la presente obra, no nos detenemos en analizar un tipo limitado de categorías o condicionamientos, sino como verá el lector, vamos abarcando grandes ámbitos de realidad psicopatológica y existencial de modo que el texto puede acabar entregando las claves hasta ahora inexplícitas para casos nuevos". Resume así, Luis Cencillo, su última obra sobre psicoterapia (Manuscritos, 2008), en la que expone el fundamento de su método dialytico, concepto que etimológicamente trata de ilustrarnos sobre una diferencia crucial entre el análisis (observación fría de determinados factores) y la diálisis (observación y devolución drenada al sistema observado de esos elementos que previamente han sido analizados).

Esta autobiografía refleja un hombre, un ideal y un destino. Fue escrita por una de las mentes más penetrantes del último siglo, Luis Cencillo Ramírez (1923-2008), hacia el final de su vida, con la conciencia de la muerte cercana. Es una obra inconclusa, pues falleció sin haberla terminado, mas sin el estilo convencional de las autobiografías habituales. Nos relata si tapujos vivencias fundamentales, con sus mieles y sinsabores, profundas disecciones psicológicas, reflexiones filosóficas y sapienciales, además del trasfondo mental que le guió a lo largo de su vida. En ellas nos presenta su productiva obra entre las mentalidades de la época que le tocó vivir y sufrir, las penalidades en sus relaciones humanas y algunas de las anécdotas que marcaron su excepcional modo de vida. Su amor a la verdad y su altruismo le hicieron pasar por situaciones muy dolorosas en su vida. Aún así desarrolló una fortaleza interior, a la par que una extraordinaria producción intelectual y una actividad docente vocacional que, unido a su deseo profundo de conocer, tenacidad y capacidad de trabajo, elegancia, sensibilidad, generosidad y sencillez de que hacía gala, ponen de manifiesto un estilo de vida.

Caer en la cuentga de lo que puedo ser el Estado a lo largo de su historia es una tarea por realizar: Pudo ser de otra mera. El Estado es un ainstitución humana “un producto” para organizar la convivencia de las sociedades y de la participación d ellos bienes... ¿Mas por qué ha de ser un ente con derecho indiscutile a dominar dura y hasta arbitrariamente a los componentes de cualqueir grupo social?. Sus orígenes neolíticos lo explican. Y el mal se perpetúa. Rawls trata de razonar muy sensatamente sobre el modo de reorganizarlo, como antaño Montesquieu. Pero queda muy corto: no rebasa el siglo XVIII... Ofrecemos una reflexión a la luz d ella historia de los vicios y corruptelas de la aplicación práctica de las teorías políticas y económicas, como algo que hubiera de ser así( y no en un Estado cualquiera, sino en la sociead universal de los Estados): El mundo económico-político a que estamos acostumbrados no es el único, sino el peor. Es posible otro mundo distinto.

Nos encontramos con un libro tan paradójico como interesante y actual. Paradójico porque su autor, el profesor Cencillo, es un erudito que domina áreas tan diversas como la antropología, la psicología dinamica, la comunicacion simbolica, la historia de los dioses o la linguistica. Y paradojico porque, esta vez, ha querido escribir un libro sapiencial, al alcance de todos y sobre un tema tan de siempre como el que aborda: como no hacer el tonto cuando uno trata de ayudar, de hacer el bien, de actuar con buena voluntad. Pero los acontecimientos se vuelven contra uno y no solamente ocurren hechos desgraciados, sino que termina uno apaleado, lamiendose las heridas y jurando por todos los dioses no meterse en otras. Hasta la siguiente claro.

Los mitos suscitan en la actualidad un gran atractivo, si bien han sido bastante mal tratados (o maltratados) por antropólogos y psicólogos, e incluso por filósofos de la religión. En esta obra se replantean las cuestiones referentes a tal manifestacion cultural y se descubre una sistematicidad que Levi-Strauss intento hallar, pero fallo a causa de su apriorismo metodologico. Ademas, los mitos crean y suponen dimensiones de mundo, y todos, por absurdos que puedan parecer, encierran unos valores de verdad. Este es, tambien, otro tema que la obra aborda.

Estudio múltiple acerca de laserie de comportamientos que se incluyen dentro de la homosexualidad.

Incorporado ya a la Historia el siglo XX, no puedo evitar, como antropólogo, psicólogo y teólogo poner bajo la lupa históricamente objetiva, sin reservas ni miramientos convencionales (pues se trata ya de historia) de lo sucedido en los dos siglos últimos, que presentan una descorcertante homogeneidad de precipitación y miedo en el estilo de pronunciarse los jefes de las comunidades de creyentes occidentales y sus equipos. El malestar de las culturas cristianas, del estado de cosas socioeconómico, más el general abandono de las iglesias -y ello en contraste con la manera entusiasta de asumir su creencia los pertenecientes a otras religiones-, nos obligan a suponer que en estos siglos de cristianismo imperante en Occidente ha dominado una orientación pastoral más bien equivocada. 0 más bien, no se ha acertado con tal sentido social de la evangelización, sino tal vez lo contrario... La exasperación institucional y jurídica -por un intempestivo miedo, nada heroico, ante la amenaza de las ideologías marxianas (cuando los cristianos no tenemos que temer de Marx, sino los capitalistas menos cristianos)- que afectó a las autoridades religiosas en los siglos XIX y XX, podría ser la explicación de este fenómeno descorcertante. Y tal vez en lugar de comprometerse con la opción preferencial por los oprimidos (los siempre culturalmente marginados), ha habido una inexplicable apuesta por los prósperos y ganadores