Luis Enrique Sánchez es licenciado en Filosofía y Letras, en la especialidad de Geografía e Historia, y Documentalista. Aunque dedicado al mundo de la comunicación institucional, ha compatibilizado el ejercicio profesional con su vocación por la investigación histórica, habiendo desempeñado diversos cargos relacionados con la protección de patrimonio cultural, y es miembro correspondiente de la Real Academia de Córdoba. Tiene en su haber un extenso repertorio de publicaciones sobre archivística e historia, de temática plural y diversa aunque unida esencialmente por su relación con la historia eclesiástica.
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Córdoba, 1473. El bachiller Diego Rivera regresa a la ciudad después de estudiaren Salamanca y la encuentra sumida en la miseria y el sufrimiento. Las correrías de nobles, caballeros y clérigos, llenan las calles de muerte y desolación, y un recelo cada vez más insostenible acorrala a los más tempranos conversos. En este friso convulso y violento, sobresale la figura del Tesorero de la Catedral que domina toda esta vorágine, llevado por su ilimitada ambición.
Córdoba, 1473. El bachiller Diego de Riveraregresa a la ciudad después de estudiar en Salamanca y la encuentra sumida en la miseria y el sufrimiento de la gente del pueblo. Las correrías de nobles, caballeros y clerigos, llenan las calles de muerte y desolacion, aflorando en este rio revuelto todas las pasiones y miserias del alma humana. A esto se suma que la presion sobre moros y judios de España nos ayuda a apaciguar los animos y un recelo cada vez mas insostenible acorrala a aquellos que se convierten (a los mas tempranos conversos). En este friso convulso y violento, dominado por una Iglesia infectada por la depravacion, sobresale la figura del Tesorero de la Catedral, don Pedro Fernandez de Alcaudete, -personaje historico del siglo XV, del que unicamentese conoce su truculento final- y que domina toda esta voragine, llevado por su ilimitada ambicion.