La gravitación de España y Marruecos en torno al estrecho de Gibraltar es una constante histórica. Ello ha condicionado las relaciones entre la península ibérica y el Magreb al-aqsa, desde 711 hasta, practicamente, hoy en dia.Fue, sin embargo, durante la zona de fechas que se acota en este libro (1898-1927), cuando al secular flujo entre Punta Tarifa y Algeciras, de una parte, y Cabo Espartel y El Rincon de Rio Martil, de otra, fue mutandose aquella gravitacion. La expansion colonial de unos cuantos paises de la Europa centro-occidental establecio, entonces, su eje transversal en el norte de Africa, particularmente la Francia de la Tercera Republica, en su proyeccion hacia todo el Magreb.Impulsada por una inclinacion de naturaleza geoestrategica y por otros factores concomitantes (militares, economicos, y africanistas), España giro en torno a Gibraltar durante tres decenios dramaticos. La perdida del imperio residual en America en 1898, el establecimiento del protectorado franco-español en Marruecos, el estallido de la Primera Guerra Mundial, y la insurreccion armada de la poblacion autoctona en el Rif, Yebala y, diseminadamente, en el espinazo marroqui de los montes Atlas puso en jaque a las potencia coloniales, que, como Francia y, en menor medida, España no previeron la pervivencia del esprit de corps guerrillero. Este, tanto en Marruecos como en Argelia, venia oponiendose a los modernos invasores de la Berberia legendaria. Hacia 1930, las potencias europeas pudieron oficialmente iniciar la colonizacion del noroeste de Africa, no sin haber pagado antes un precio desmesurado.
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