La categoría «Estado» concita intereses diversos en la investigación del pasado de las sociedades humanas y, al tiempo, suscita debates apasionados al considerar el futuro de las mismas, esta vez desde el terreno de la política y las ideologías. De ahí su atractivo y su actualidad permanentes. Este libro contiene una síntesis de las principales teorías sobre lo que hoy denominamos «Estado», una síntesis que será útil a quienes investigan las sociedades que han desarrollado esta forma de organización política. Si en pos de este objetivo se impone un repaso de las filosofías políticas desde la antigüedad griega hasta el evolucionismo contemporáneo, la indagación moderna sobre las instituciones estatales más antiguas orienta nuestra atención hacia las disciplinas empíricas. El protagonismo de la arqueología en el conocimiento de la formación y el funcionamiento de los primeros estados invita a evaluar críticamente las teorías y los métodos con que se suele abordar su estudio. Por último, este trabajo propone una investigación que atienda qué estado de la producción social propició que el Estado surgiese como regulador, siempre interesado, de las relaciones sociales.
Cuando uno se levanta de la cama, se pone las zapatillas, va al aseo, se mira en el espejo, gruñe, se despereza y se cepilla los dientes, camina por una vía demarcada por objetos. Va respondiendo al impulso de cosas que guían lo que hacemos, indicándonos cómo lo debemos hacer en un circuito obligado que exige conductas reactivas. Nuestros movimientos carecen de imaginación, voluntad o pensamiento. Los objetos nos conducen como si fuesen lazarillos. El mundo está lleno de cosas que convertimos en objetos cuando las compartimos, las miramos atentamente y les damos nombre. A cada mirada atenta le corresponde un objeto. Los objetos son cosas atendidadas y distinguidas; nuestra manera de aprender la vida. El primer objeto procede de la mirada de la madre. Como somos hijos de la materia, somos responsables de su futuro.
En este libro se recoge, por primera vez, la sistematización temporal de las manifestaciones arqueológicas del II milenio a. de C., encuadrando su problemática tanto en el creciente cuestionamiento de la validez de los métodos de datación arqueológicos tradicionales, como en la propia noción de "Edad del Bronce" y sus implicaciones en la legitimación de la actual idea de Europa.