Manuel Jurado es Catedrático de Filosofía en el I. E. S. San Vicente de San Vicente del Raspeig (Alicante) y profesor asociado en el Departamento de Humanidades Contemporáneas, Área de Filosofía de la Universidad de Alicante, donde imparte el curso de Historia, Arte y Pensamiento de Francia en el programa de Filología Francesa. Licenciado en Filosofía (Lovaina, 1972), en Lingüística (Lovaina, 1975) y en Filología Románica (Francés) (Lovaina, 1977). Convalidó sus estudios de Filosofía en la Universidad de Valencia, 1978.
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Al igual que el racionalismo, el empirismo toma como punto de partida el análisis del pensamiento. La propia razón tiene que ser el punto de partida de todo el saber; de nada sirven los argumentos de autoridad; todo tiene que ser sometido a crítica. Pero el racionalismo partía del análisis del contenido objetivo de cada idea para ver para ver lo que había en ella de claro y distinto. Se trataba de un criterio de verdad inmanente a la misma razón. Ahora, el empirismo parte también del análisis de las ideas pero en vez de quedarse en e l análisis lógico de los significados de las palabras, que es en lo que se basaba la ciencia aristótelica de la pura inteligencia, va a exigir un criterio experimental, propio de la llamada "ciencia de visión". Una idea será verdadera si está avalada, en último término, por la experiencia sensible. El nuevo criterio exige una relación exterior al sujeto que piensa; ya no basta con la claridad y distinción de las ideas en sí mismas.
En la presente obra se ofrece una exposición del conjunto del pensamiento filosófico de Nietzsche, con especiales reflexiones sobre los aspectos más conflictivos de su pensamiento (el antisemitismo, el machismo y el elitismo antidemocrático y antisocialista). El pensamiento de Nietzsche sigue siendo un estímulo para los que defienden una sociedad de igualdad de derechos entre todos los seres humanos y de igualdad de oportunidades para los más desfavorecidos.